El color de la tarde
Si a un daltónico le fuera dado
pintar con sus colores esta tarde,
trazaría los más osados tonos,
los rasgos más dispares...
Usuaria un malva dolorido,
o la ternura de un lejano verde.
Malvas y verdes de color propio,
para unos ojos distintos, invisibles,
porque por una vez los ‘otros’
serían daltónicos, miopes.
Y usaría también un rojo agrio,
o el color plateado de mis grises
para pintar mi almario
que está poblado por el aire,
Aire, que a veces es etéreo
y otras se hiciera pura carne.
Cualquiera que fuera el color
no acertaría el tono de esta tarde
pintar con sus colores esta tarde,
trazaría los más osados tonos,
los rasgos más dispares...
Usuaria un malva dolorido,
o la ternura de un lejano verde.
Malvas y verdes de color propio,
para unos ojos distintos, invisibles,
porque por una vez los ‘otros’
serían daltónicos, miopes.
Y usaría también un rojo agrio,
o el color plateado de mis grises
para pintar mi almario
que está poblado por el aire,
Aire, que a veces es etéreo
y otras se hiciera pura carne.
Cualquiera que fuera el color
no acertaría el tono de esta tarde
Comentarios
No soy quien para modificar las decisiones de nadie, aunque me gustaría que reconsideraras lo de dejar el arcen. De cualquier modo, respetaré tus deseos, tal como hicimos los dos cuando Andrés decidió tomar otro camino.
Un abrazo virtual para Douce y para tí.