Algo huele a podrido en Cataluña.

Creíamos y estoy seguro que lo es, que el pueblo catalán era un pueblo sereno, equilibrado, no dado a los excesos de la violencia, los insultos y hasta el mal gusto... y lo que es más importante aún, afecto a los valores democráticos para saber defender las propias ideas desde la razón , los argumentos y no desde el ataque a autobuses o algaradas en algunos mítines.

Insisto, por si alguno se sintiera aludido injustamente, que no creo que determinadas actuaciones se correspondan con el pensar y actuar general de los catalanes, pero , como siempre , lo que salta a los medios de comunicación es lo más llamativo, lo más chocante. No deja de ser de todas maneras preocupante que desde determinados partidos se haga ‘campaña electoral’(?) repartiendo cajitas con condones con ‘eslogans’ que definen perfectamente el ‘talante’ y el talento de quien los reparten : “Folla’t a la dreta” (Fóllate a la derecha). Esas cosas no hay que hacerlas de forma tan grosera y ‘demócrática’.

Uno empieza a pensar que los ciudadanos de Cataluña deberían dar un repasito a los políticos catalanes que en gran parte son los que propician este clima de crispación con nueva manera de la ‘libertad de expresión democrática’. Así, haciendo uso de esta libertad, la ‘señora’ de Carod-Rovira , tampoco se anda por las ramas y así, como ‘mujer suficientemente equilibrada’, como ella misma se autoproclama se dijo, cuando quisieron llamar ‘Pérez’ a su marido: “ Los hijos de puta (sic) del PP no harán que me coja una depresión, porque no me da la gana”.

Creíamos que las violencias , las algaradas de los primeros años de la transición, que procedían en buena parte de una extrema derecha resentida, había quedado olvidada. Ahora son otros los que , según ellos, utilizan su ‘libertad de expresión’ , con empujones, caceroladas, insultos, y otros medios ‘electorales’. Pronto surgirán las ‘manifestaciones’ de los de enfrente y volverá este país a jugar a la ‘rueda, rueda’. Ambas actitudes tienen un nombre común: fascismo.