Saturación informativa

Cada vez me doy más cuenta de que estamos fabricando un mundo ‘superabundante’. Producimos infinitamente más ‘cosas’, y pongo adrede la palabra, porque abarca muchos aspectos de la vida, de aquellas que podemos ‘asimilar’, ‘consumir’, ‘apropiarnos’. Hoy no hablaré de otros productos de consumo, patrimonio sólo de unos pocos: coches, chalets, vestido, complementos, comida, productos de belleza, viajes... Me limitaré a la superabundancia 'informativa'.

Trato de explicarme. Las rotativas , las emisoras de radio, los estudios de televisión escupen más ‘información’ de la que necesitamos o somos capaces de digerir, si es que fueran digeribles. El sólo hecho de eliminar la información recibida no deseada, supone ya un esfuerzo superfluo y arduo. Fijémonos de momento en este sólo aspecto. Cada vez que abro el correo recibo 30 ó 40 mensajes, el 95% o más, ‘indeseados’, apenas uno o dos me interesan. Cuando enciendo el ordenador, la ventanilla del 20 Minutos, se despliega con casi 100 titulares desde las 00’03 horas hasta las 17’33h. en que escribo esto. Quiere decir que si me dedicara a leer, no todas , sólo unas cuantas...me darían las tantas.

Estamos sobresaturados de información. Y si de la cantidad pasamos a la calidad, veracidad, honestidad de las noticias recibidas, ya ni les cuento. ¿Cómo , en estas circunstancias, podemos decir que tenemos una idea más o menos aproximada de lo que ocurre en nuestro alrededor?. De ahí que la mejor vacuna para poder vivir la vida propia sea alejarnos lo más posible de esta polución mediática.

Por tomar sólo algunos de los titulares aludidos y tomárnoslo un poco a pitorreo , analicen conmigo el sentido de algunos de ellos:

Y una de propina, que ésta sí que la he leído. De las otras, ni una.

Sacar a rastras de su casa a la señora Hanson fue lo último que hizo Jesse, quien murió al intentar salvar también al gato.Su dueña, Jamie Hanson, de 49 años, en silla de ruedas desde hace tres años por culpa de un accidente de tráfico, vio como Jesse le traía la prótesis que lleva en una de sus piernas y un teléfono para llamar a los bomberos.

Aún así, el animal decidió arrastrar con éxito a su dueña hasta la entrada de su casa, pero cuando la tragedia parecía quedar atrás, la señora Hanson escuchó los chillidos de su gato. Y Jesse no dudó en ir de nuevo al rescate, pero esta vez no regresó.

- "Grité y grité y la oí lloriquear; luego no oí nada más", dijo Hanson.

Hanson había entrenado a Jesse para asistirle después de que ella perdiera su pierna en un accidente. "Nunca la traté como un perro, ella era como un niño para mí, entendía cada palabra", añadió

-----------------------

Fuente: 20 Minutos

Comentarios

Entradas populares