Con caspa y con piojos
“A Barcelona fa molt hortera parlar espanyol, jo només el parlo amb la minyona i amb alguns empleats. És de pobres i d'horteres, d'analfabets i de gent de poc nivell parlar un idioma que fa aquest soroll tan espantós per pronunciar la jota”.
Así empieza la columna de S.S., no confundir con las ‘Schutzstaffel’ (cuerpo de protección de Adolf Hitler). Salvador Sostres es además de ex colaborador de Crónicas Marcianas, sección ‘experto en Gran Hermano’, retoño de una emprendedora familia catalana, poseedora de una cadena de ‘gourmets’ llamada SEMON y colaborador del diario ‘Avui’, propiedad del señor Lara hijo.
El párrafo, que he querido conservar en su lengua vernácula, para decirle a S.S. que es una lengua que me gusta, aunque no la hable en la intimidad, viene a decir que ‘En Barcelona suena a hortera hablar en español. El ‘nen’ en cuestión sólo lo utiliza para hablar con la chacha y algunos empleaduchos. Según él, es una lengua de pobres , horteras, analfabetos y de gente de poquito nivel (no especifica qué tipo de nivel) y que además en un idioma que hace un ruido espantoso cuando hace jjjjjjjjj de jota’.
También explica en su columna, que los que no hablan catalán son los que no saben tampoco ni inglés, ni francés ni conocen al señor Piccaud, que debe de ser algún premio Nobel de algo. Se deduce que él si sabe ambos esos idiomas y que cena cada fin de semana con tan ilustre huésped. Por todos estos datos irán deduciendo el gran nivel cultural, lingüístico y sobre todo ‘intelectual’ del ‘empresario’ de SEMON. Uno de las principales ‘argumentos’, bueno en realidad el único que aporta, es que el valor de las lenguas está íntimamente ligado al P.I.B. de los países que lo hablan. Así el Noruego, el Danés, el Islandés, con 36.000, 30.940, 29.750 dólares per cápita y junto a ellos el Catalán con 26.420 dólares, a pesar del expolio “español, son lenguas ‘riquísimas”. En cambio en “el meravellós món hispànic” la pobreza es el único dato relevante.
Esta teoría de las ‘lenguas al peso’ no había sido tenida en cuenta por los Chomski, los Saussure, los Wolf, los Bopp, y otros mindundis mundiales. Hasta el pobre Griego y el Latín que ya sólo les queda el P.I.B. del Vaticano y el de cuatro chalados, son lenguas pobrísimas porque no sirven para el ‘mercado’. Les confieso que desde que leí eso encuentro que la Jota me está estropeando la garganta, y siento tal vergüenza al expresarme en castellano que en cuanto encuentro un interlocutor con el que pueda entenderme en otro idioma, no dudo en dejar esta lengua ‘pobre y hortera’ en casa. Y todo eso, siguiendo la teoría del ‘dolarlingüístico’ “ Parlar espnayol sí que tanca portes, i destins.” Si hablo en español estoy seguro de que me cerrará todas las puertas y ni siquiera podré servir comidas como la de la boda nupcial de los señores de Urdagarín, como hizo la firma familiar de S.S. Me quedaré sin 'buffets' , y si la circunstancia no fuera bufa, estaría que bufo.
De todas formas siempre me quedará el catalán , lengua que me gusta, a pesar de la propaganda del señor Sostres y que he leído con gusto, porque para mí la lengua no es un ‘producto’, es un alma, es un vehículo de expresión, aunque algunos la usen como exutorio por donde supuren sus miserias morales. Lo único que siento es no poder compartir cosas tan lindas como ésta con la que pone la última pedrada de su columna:
“L'independentisme a Catalunya està absolutament justificat encara que només sigui per fugir de la caspa i de la pols, de la tristesa de ser espanyol".
Mis tristezas no provienen de esta 'caspa y de estos piojos', tienen otras raíces . En realidad, me siento liberado de mucha caspa y de mucho piojo cuando leo afirmaciones como éstas. Es una verdadera satisfacción no sentir ningún lazo de unión con personajes como S.S.
Así empieza la columna de S.S., no confundir con las ‘Schutzstaffel’ (cuerpo de protección de Adolf Hitler). Salvador Sostres es además de ex colaborador de Crónicas Marcianas, sección ‘experto en Gran Hermano’, retoño de una emprendedora familia catalana, poseedora de una cadena de ‘gourmets’ llamada SEMON y colaborador del diario ‘Avui’, propiedad del señor Lara hijo.
El párrafo, que he querido conservar en su lengua vernácula, para decirle a S.S. que es una lengua que me gusta, aunque no la hable en la intimidad, viene a decir que ‘En Barcelona suena a hortera hablar en español. El ‘nen’ en cuestión sólo lo utiliza para hablar con la chacha y algunos empleaduchos. Según él, es una lengua de pobres , horteras, analfabetos y de gente de poquito nivel (no especifica qué tipo de nivel) y que además en un idioma que hace un ruido espantoso cuando hace jjjjjjjjj de jota’.
También explica en su columna, que los que no hablan catalán son los que no saben tampoco ni inglés, ni francés ni conocen al señor Piccaud, que debe de ser algún premio Nobel de algo. Se deduce que él si sabe ambos esos idiomas y que cena cada fin de semana con tan ilustre huésped. Por todos estos datos irán deduciendo el gran nivel cultural, lingüístico y sobre todo ‘intelectual’ del ‘empresario’ de SEMON. Uno de las principales ‘argumentos’, bueno en realidad el único que aporta, es que el valor de las lenguas está íntimamente ligado al P.I.B. de los países que lo hablan. Así el Noruego, el Danés, el Islandés, con 36.000, 30.940, 29.750 dólares per cápita y junto a ellos el Catalán con 26.420 dólares, a pesar del expolio “español, son lenguas ‘riquísimas”. En cambio en “el meravellós món hispànic” la pobreza es el único dato relevante.
Esta teoría de las ‘lenguas al peso’ no había sido tenida en cuenta por los Chomski, los Saussure, los Wolf, los Bopp, y otros mindundis mundiales. Hasta el pobre Griego y el Latín que ya sólo les queda el P.I.B. del Vaticano y el de cuatro chalados, son lenguas pobrísimas porque no sirven para el ‘mercado’. Les confieso que desde que leí eso encuentro que la Jota me está estropeando la garganta, y siento tal vergüenza al expresarme en castellano que en cuanto encuentro un interlocutor con el que pueda entenderme en otro idioma, no dudo en dejar esta lengua ‘pobre y hortera’ en casa. Y todo eso, siguiendo la teoría del ‘dolarlingüístico’ “ Parlar espnayol sí que tanca portes, i destins.” Si hablo en español estoy seguro de que me cerrará todas las puertas y ni siquiera podré servir comidas como la de la boda nupcial de los señores de Urdagarín, como hizo la firma familiar de S.S. Me quedaré sin 'buffets' , y si la circunstancia no fuera bufa, estaría que bufo.
De todas formas siempre me quedará el catalán , lengua que me gusta, a pesar de la propaganda del señor Sostres y que he leído con gusto, porque para mí la lengua no es un ‘producto’, es un alma, es un vehículo de expresión, aunque algunos la usen como exutorio por donde supuren sus miserias morales. Lo único que siento es no poder compartir cosas tan lindas como ésta con la que pone la última pedrada de su columna:
“L'independentisme a Catalunya està absolutament justificat encara que només sigui per fugir de la caspa i de la pols, de la tristesa de ser espanyol".
Mis tristezas no provienen de esta 'caspa y de estos piojos', tienen otras raíces . En realidad, me siento liberado de mucha caspa y de mucho piojo cuando leo afirmaciones como éstas. Es una verdadera satisfacción no sentir ningún lazo de unión con personajes como S.S.
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