Reflexiones vitales
Entiéndase lo de vitales en su acepción de ‘relativo con la vida’ (1), no como asuntos de ‘suma importancia’(2). Si vives, puedes hacer, sentir este tipo reflexiones/emociones.
- Por ejemplo, si estás actuando en el papel deprofesor, ver cómo puede cambiar la reacción de un alumno-persona cuando le ves en la biblioteca porque allí ‘le han conducido’, no por decisión propia, y no sabe qué hacer en esa hora. Y bisbisea con el compañero de al lado, y hace que trabaja en un no-trabajo. Te acercas, observas el libro con que hace como que trabaja y le invitas a que te acompañe. Le muestras un ordenador, le indicas que lo encienda, le señalas una página en que puede hacer algunas actividades relacionadas con el libro que tenía abierto como pretexto, y de pronto notas el cambio. Ahora está haciendo una tarea en la que se siente interesado y que un profesor virtual ‘sanciona’, sin juzgarle, lo que hace bien y en lo que ha fallado. Y vuelve a insistir hasta que ese ‘profesor mudo’ acepta como correcto su trabajo. Cesaron los bisbiseos, ahora está concentrado en algo por lo que se interesa. Profesor-vigilante y alumno, se sienten más cómodos. Reflexión vital.
- Acudes a una cita , ante un interlocutor nuevo, bueno interlocutora. Ahora ha cambiado tu ‘rol’, ya que de psicología hablamos. Puedes ser lo que llaman un paciente, aunque podrías ser un ‘cliente’. Notas que ha caído como del cielo, en el sentido casual , no milagroso de la expresión. No tiene antecedentes de a quien está tratando, tampoco conoce este país, porque viene de la falda de los Andes, su acento es melodioso, se parapeta detrás de sus títulos y de sus ‘saberes’. Aunque sabe escuchar, ‘adelanta’ acontecimientos, situaciones, que no siempre concuerdan con quien le está hablando por primera vez. Digamos que se excede un poco en la seguridad que cree que le otorga su papel. El diálogo acusa un poco, levemente, esta fricción pero no impide lo esencial de la comunicación.
- Tercera situación. Te pasan la voz entrecortada de alguien que se encuentra en un país que le es extraño. Lleva allí varios años, pero de repente, tras la vuelta de vacaciones y ante sucesivos reveses, se le hace de pronto mucho más extraño, más inhóspito, más inhabitable. La voz suena apagada ,entre sollozos, y , aunque joven, o precisamente porque es joven, dice algo así como “estoy perdida, no como, no duermo, no encuentro a nadie que en estos momentos me pueda echar una mano. No sé qué hacer, No tengo donde ir. Y aquí debo esperar ‘cola ‘ de meses si quiero que alguien me atienda. Tampoco quiero molestar”. Está esperando que alguien le diga: “haz la maleta y vente”
¿Por qué la vida de repente se nos viene encima, implacable, sin miramiento alguno y buscamos una voz que nos atienda, porque lo de que ‘nos entienda’ quizá sea pedir demasiado?
He aquí algunas reflexiones vitales (1), algunas ‘vitales’ (2), según desde qué lado se hagan.
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