El bosque encantado
Douce
Me encanta cuando mi papá me lleva al bosque. Nuestro bosque está en Liencres . Este Parque Natural incluye una costa de acantilados, extensas playas, bosques de pinos y eucaliptos y campos de dunas . Pero a mi papá y a mí lo que más nos gusta es el bosque. Sé que cuando me lleva allí él se encuentra particularmente a gusto y yo también.
Esta mañana lo hemos escogido para protegernos de los vientos que estaban algo locos esta mañana., aunque yo no hago mucho caso de los vientos, quizá porque me siento más cerca de la naturaleza que él. Nada más llegar me gusta hundir mi trufa entre las agujas de los pinos y las hojas de eucalipto que hacen como una alfombra de humedad y de olores. Me gusta pasear entre estos árboles altísimos , que son como jóvenes mocetones. No suelo mirar para arriba, porque me basta con el mundo que abarcan mis ojos, pero sé que crecen muy juntos, lo que hace que se estiren mucho en busca de la luz. Esta mañana , en algunos momentos, el aire meneaba sus copas y es como si se cogieran con las manos de sus ramas y se balancearan suavemente bailando una sardana.
Me gusta este paseo porque puedo corretear libremente, siguiendo el sendero o metiéndome entre los matorrales. No nos molesta casi nadie, de vez en cuando algunos jóvenes o señores que se pasan la mañana corriendo como locos por eso de mantenerse en forma. También me encuentro con otros amigos que han venido también a pasear. Algunos son más grandes que yo y me dan un poco de miedo, pero creo que en el bosque todos nos sentimos un poco más amigos, como si fuera nuestro espacio natural del que somos ‘dueños’ y los humanos que nos acompañan estuvieran allí de invitados.
A veces como esta mañana, hay gente que se pasea a caballo. A mi los caballos me gustan , pero me da miedo verlos tan grandes , es como si fueran hermanos míos pero muy muy mayores, de esos que van ya a la Universidad, de los caballos, claro, mientras nosotros seguimos en parvulitos, de perros, en este caso. Mientras yo paseo mi papá debe dedicarse a sus pensamientos , a sus recuerdos, a esas ideas tan suyas , pero este bosque le infunde paz y sosiego, y se siente también más hermanado con la naturaleza. Al fin y al cabo ellos, me refiero a sus antepasados muy pasados, se criaron entre árboles, en cuevas, rodeados de nuestros antecesores y precisamente nos escogieron a nosotros, o mejor, les escogimos nosotros a ellos para ir por la vida de la mano.
Cuando me pongo bucólica y cursi no hay quien me gane.
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