Del árbol caído haremos un recuerdo
En las canciones suramericanas hay mucha más conexión con la Naturaleza que en nuestros cantes urbanitas. Cada vez más, el hombre de asfalto se va alejando de esta naturaleza de la que un día surgió y poco a poco fue adueñándose de ella , como si fuera únicamente suya . No hatratado de cuidarla , de protegerla, sino que se ha servido de ella para destruirla.Poco a poco hemos ido perdiendo sensibilidad por el mundo que nos rodea, cuidar del aire que necesitamos y nosotros no hacemos más que contaminar.
Nos hemos olvidado de nuestra ‘alma llanera’, aquella que cantaba ‘soy hermano de la espuma, de las garzas , de las rosas... y del sol’. Nos hemos olvidado de los árboles, esos seres vivos que nos ofrecen su sombra, el murmullo de sus hojas, su carne de madera, su belleza de amigos fieles, a los que correspondemos con nuestras talas , para abrir rutas de ambiciones, a los que quemamos por usura o por descuido.
No sentimos cómo hace tan sólo un día, un huracán rabioso truncó la vida o hirió gravemente a 900 de ellos en nuestra ciudad. En una de las pocas frases felices que se les ocurre a los políticos a veces uno puede oír algo bonito: “Los árboles han sido nuestros amigos hasta el final. Han tenido la delicadeza de morirse de noche para no hacernos daño”. Creo que sólo por esto la Concejala de Parques y Jardines de nuestra ciudad, Carmen Ruiz, merecería una felicitación. Todavía es imposible cuantificar los daños, muchos, aún los operarios están recogiendo las ramas, los troncos, los árboles arrancados de cuajo por los vientos airados que les derribaron.
Como pequeño homenaje a estos entrañables amigos que no fueron fulminados por un rayo como al viejo olmo de Machado, sino abatidos por un viento huracanado, quiero rendir con sus versos un homenaje sentido a todos ellos, simbolizados en este viejo olmo soriano.
Nos hemos olvidado de nuestra ‘alma llanera’, aquella que cantaba ‘soy hermano de la espuma, de las garzas , de las rosas... y del sol’. Nos hemos olvidado de los árboles, esos seres vivos que nos ofrecen su sombra, el murmullo de sus hojas, su carne de madera, su belleza de amigos fieles, a los que correspondemos con nuestras talas , para abrir rutas de ambiciones, a los que quemamos por usura o por descuido.
No sentimos cómo hace tan sólo un día, un huracán rabioso truncó la vida o hirió gravemente a 900 de ellos en nuestra ciudad. En una de las pocas frases felices que se les ocurre a los políticos a veces uno puede oír algo bonito: “Los árboles han sido nuestros amigos hasta el final. Han tenido la delicadeza de morirse de noche para no hacernos daño”. Creo que sólo por esto la Concejala de Parques y Jardines de nuestra ciudad, Carmen Ruiz, merecería una felicitación. Todavía es imposible cuantificar los daños, muchos, aún los operarios están recogiendo las ramas, los troncos, los árboles arrancados de cuajo por los vientos airados que les derribaron.
Como pequeño homenaje a estos entrañables amigos que no fueron fulminados por un rayo como al viejo olmo de Machado, sino abatidos por un viento huracanado, quiero rendir con sus versos un homenaje sentido a todos ellos, simbolizados en este viejo olmo soriano.
“...Olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vid
otro milagro de la primavera.”
Antonio MACHADO
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Dibujo: Romano
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