Erotismo
Hoy he tenido ocasión de leer un artículo que me ha entregado una compañera para el próximo número de nuestra revista. El título es ya de por sí lo suficientemente expresivo “El erotismo en el cine”. El texto además de estar bien documentado destila en sí mismo el erotismo que comenta, quiero decir que su lectura resulta erótica.
Lo primero que iba surgiendo en mi mente mientras lo iba leyendo, además de los rasgos puramente eróticos era una reflexión ‘machista’. Pensaba que si este mismo artículo hubiera sido escrito por un hombre, las mentes simples y reduccionistas de algunas feministas le habrían aplicado esas lindezas verbales con que obsequian al hombre cuando aborda estos temas. Esa es por lo menos mi impresión, que puede estar equivocado. Una mujer , desde su sensibilidad de mujer, su capacidad de imaginar, de dar y darse, puede hablar de aquellas sensaciones que más que de sexo explícito, son miradas, roces, conversaciones de cuerpos sin palabras, gestos aparentemente más insignificantes que revelan todo un mundo de erotismo de sensualidad e inteligencia, de placer y lascivia y no se la considera en ningún momento ‘machista’, es decir una mirada sobre el sexo producto de una obsesión, sino como el fruto de una liberación íntima y personal en la lucha eterna entre Eros y Tánatos.
Porque hablar de erotismo es hablar de un mundo de ‘liberación’ contra todos los aliados de la castración y la muerte: religión, familia, poder, intolerancia bajo todas sus formas. La pornografía visual o literaria es el analfabetismo de la fantasía en acción, es falta de sensibilidad e imaginación, es servir la vulgaridad, la hipertrofia de lo mostrado hasta producir sensación de hartazgo. La pornografía ‘satisface’ momentánea y superficialmente a ese ser avergonzado por normas, dogmas y prohibiciones que es la manera más directa de inducir al niño, al joven o al hombre inmaduro a ser un ‘voyeur’ insatisfecho.
Terminemos con esta frase de Nietsche: “ Con el placer como hilo conductor, el hombre deja de ser un artista siendo él mismo la obra de arte”
Lo primero que iba surgiendo en mi mente mientras lo iba leyendo, además de los rasgos puramente eróticos era una reflexión ‘machista’. Pensaba que si este mismo artículo hubiera sido escrito por un hombre, las mentes simples y reduccionistas de algunas feministas le habrían aplicado esas lindezas verbales con que obsequian al hombre cuando aborda estos temas. Esa es por lo menos mi impresión, que puede estar equivocado. Una mujer , desde su sensibilidad de mujer, su capacidad de imaginar, de dar y darse, puede hablar de aquellas sensaciones que más que de sexo explícito, son miradas, roces, conversaciones de cuerpos sin palabras, gestos aparentemente más insignificantes que revelan todo un mundo de erotismo de sensualidad e inteligencia, de placer y lascivia y no se la considera en ningún momento ‘machista’, es decir una mirada sobre el sexo producto de una obsesión, sino como el fruto de una liberación íntima y personal en la lucha eterna entre Eros y Tánatos.
Porque hablar de erotismo es hablar de un mundo de ‘liberación’ contra todos los aliados de la castración y la muerte: religión, familia, poder, intolerancia bajo todas sus formas. La pornografía visual o literaria es el analfabetismo de la fantasía en acción, es falta de sensibilidad e imaginación, es servir la vulgaridad, la hipertrofia de lo mostrado hasta producir sensación de hartazgo. La pornografía ‘satisface’ momentánea y superficialmente a ese ser avergonzado por normas, dogmas y prohibiciones que es la manera más directa de inducir al niño, al joven o al hombre inmaduro a ser un ‘voyeur’ insatisfecho.
Terminemos con esta frase de Nietsche: “ Con el placer como hilo conductor, el hombre deja de ser un artista siendo él mismo la obra de arte”
Comentarios