De hombre a hombre

Quizá hable de un asunto sobre el que no tengo más autoridad que mi experiencia personal, por lo tanto, no convendría generalizar. Tómese pues esta reflexión, como casi todas las que aparecen en este blog, como una charla en silencio que mantengo conmigo mismo.

Es sabido que, por distintas razones, el contacto de los padres con los encargados más de la enseñanza que de la educación de sus hijos es poca, por no decir casi nula. Son muy pocos los padres, más bien madres, que vienen a hablar con el profesor de sus hijos y más en estos primeros días de curso cuando no ha llegado ninguna nota a casa. Porque hay que decir la verdad, lo que interesa principalmente a los padres y madres son más las calificaciones que otros aspectos de la educación de sus hijos. Debemos decirlo claramente,es casi lo único que les interesa. Quizá no anden del todo descaminados, porque tal como están las cosas,educar, lo que se dice educar, sobre todo cuando los hijos llegan a cierta edad, está quizá algo lejos de las posibilidades del profesor. Por mi parte creo que a un profesor, frente a la influencia que tienen otros 'educadores': familia, amigos, televisión, calle, poco espacio le queda. Lo único que de verdad puede aportar, además de los conocimientos de la materia que enseñe y ame, es su actitud, su ejemplo y el trato respetuoso y cercano que dé a sus alumnos, si es que éstos le permiten que se acerque. Esta es la experiencia que me han dado más de cuarenta años dedicados a esta profesión, que cada vez las circunstancias, están convirtiendo en un oficio.

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Pero esta reflexión general me ha alejado del objetivo del que quería hablar.Esta mañana he recibido la visita de un padre. Ya he dicho que normalmente son las madres las que hacen este tipo de visitas y si acude un hombre es junto a su mujer, raramente solo. Al ver pues a un hombre más bien joven, que quizá no llegue aún a los cuarenta, interesarse , sin haber recibido aún calificación alguna, por su hija, hablar de su preocupación porque por circunstancias, que no son del caso comentar aquí,hicieron que pasara el curso anterior por malos momentos hasta hacerla cambiar de carácter y de rendimiento en sus estudios, es todo un síntoma. Síntoma de un padre preocupado que quiere hablar, más que de 'notas', de actitudes, de sentimientos, de interés por las condiciones familiares y escolares, para que su hija tenga un ámbito de trabajo adecuado y favorable.

Es raro que dos hombres hablen de emociones, de sentimientos personales, quizá sólo se atrevan a hacerlo si éstos se ven reflejados o pueden influir en sus hijos. Eso ha hecho que esta charla no discurriese por las ramas de notas, faltas a clase o cualquier otro 'síntoma' de algo que tiene raíces más produndas. Por eso normalmente estas visitas acaban en quejas y reproches y no ayudan a resolver el problema, por regar fuera del tiesto más que cuidar de la planta y sus raíces.

El resultado será un mejor conocimiento por parte del profesor de los factores decisivos que inciden en la actitud, el comprtamiento y el rendimiento del alumno, una alumna en este caso. También proporciona una mejor información para padre e hija de lo que de verdad se le va exigir, más allá de una 'nota' que a veces no lo dice 'todo'. Claro que para eso, los profesores deberíamos tratar, además de 'enseñar', mostrar una manera de ir por la vida.

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