Posos de lectura
ESPERANDO EL PORVENIR
Hace ya algunos días que quería plasmar aquí algunas impresiones que este libro-recopilación de cuatro conferencias dictadas por Carmen Martín Gaite en la Fundación March con motivo del 25 aniversario de la muerte de Ignacio Aldecoa.
Ha sido un libro que no escogí yo, me lo regalaron, y eso tiene su importancia añadida. La persona que me lo regaló acertó tanto en la autora como en el mundo que retrataba, ambos me interesaban. Al abrir el libro repleto de fotos algunas de ellas me resultaron familiares porque años más tarde yo también estudiaría en aquella Facultad de Letras sita en el Palacio de Anaya de Salamanca. Eran fotografías del homenajeado, de la autora , de los amigos de aquel grupo de escritores que en los años 50 compartían iguales ilusiones, parecidas decepciones, las mismas represiones , similares carencias , aspiraciones, sueños “esperando el porvenir” que es el título que ha dado la autora al libro. “Esperando el porvenir” era una copla de la época que a Ignacio Aldecoa le gustaba tararear :
Es la historia de una época de la vida de aquel grupo de “malos estudiantes pero buenos escritores” que pasaban su vida asistiendo o corriéndose las clases en las aulas salmantinas, o madrileñas, tratando de abrirse camino en una sociedad cerrada, beatona, hipócrita. Había demasiada gente que observaba la vida desde la ventana, ‘entre visillos’. Aquel grupo formado entre otros por Ignacio Aldecoa, Rafael Sánchez Ferlosio, la actriz Mayra O’Wisiedo, Alfonso Sastre, Manolo Mampaso, Jesús Fernández Santos, Josefina Aldecoa, Carlos Edmundo de Ory o Agustín García Calvo frecuentaban las tabernas o los cafés de Madrid que les servían de ‘refugio intemporal’ mientras el porvenir llegaba. Se alojaban en fondas de viajeros y estables, se reunían con ‘maestros’ repudiados por el Régimen, como Antonio Rodríguez Moñino, discutían sobre el neorrealismo italiano, creaban revistas de efímera vida en donde se publicaban traducciones de autores no conocidos en España. Resignadamente rebeldes, haciendo su particular lucha desde dentro, cada uno a su modo. La literatura era su manera de evadirse de aquella realidad asfixiante que no les gustaba: los cuentos, la poesía, la novela, el teatro, los ‘aerolitos’ era su forma de arremeter y al mismo tiempo liberarse de tanta mediocridad, y de tanta miseria. Esperando el porvenir , no sólo se abrían, con dificultad, sus caminos , sino que iban poniendo los cimientos de nuevas rutas para los que detrás vendrían.
Creo que estamos en deuda con esa generación que desde dentro abrió las primeras grietas en aquel bloque monolítico y ciego que trataba de ahogar cualquier atisbo de libertad que recibía el nombre de libertinaje, en cuanto se saliera de los caminos trillados. Como el campo charro, eran ‘encinas’, quizá el único humilde y recio árbol que en aquel clima podría laboriosamente crecer:
Hace ya algunos días que quería plasmar aquí algunas impresiones que este libro-recopilación de cuatro conferencias dictadas por Carmen Martín Gaite en la Fundación March con motivo del 25 aniversario de la muerte de Ignacio Aldecoa.
Ha sido un libro que no escogí yo, me lo regalaron, y eso tiene su importancia añadida. La persona que me lo regaló acertó tanto en la autora como en el mundo que retrataba, ambos me interesaban. Al abrir el libro repleto de fotos algunas de ellas me resultaron familiares porque años más tarde yo también estudiaría en aquella Facultad de Letras sita en el Palacio de Anaya de Salamanca. Eran fotografías del homenajeado, de la autora , de los amigos de aquel grupo de escritores que en los años 50 compartían iguales ilusiones, parecidas decepciones, las mismas represiones , similares carencias , aspiraciones, sueños “esperando el porvenir” que es el título que ha dado la autora al libro. “Esperando el porvenir” era una copla de la época que a Ignacio Aldecoa le gustaba tararear :
“Esperando al porvenir,
esperando al porvenir,
sentadito en la escalera,
y el porvenir que no llega”
Es la historia de una época de la vida de aquel grupo de “malos estudiantes pero buenos escritores” que pasaban su vida asistiendo o corriéndose las clases en las aulas salmantinas, o madrileñas, tratando de abrirse camino en una sociedad cerrada, beatona, hipócrita. Había demasiada gente que observaba la vida desde la ventana, ‘entre visillos’. Aquel grupo formado entre otros por Ignacio Aldecoa, Rafael Sánchez Ferlosio, la actriz Mayra O’Wisiedo, Alfonso Sastre, Manolo Mampaso, Jesús Fernández Santos, Josefina Aldecoa, Carlos Edmundo de Ory o Agustín García Calvo frecuentaban las tabernas o los cafés de Madrid que les servían de ‘refugio intemporal’ mientras el porvenir llegaba. Se alojaban en fondas de viajeros y estables, se reunían con ‘maestros’ repudiados por el Régimen, como Antonio Rodríguez Moñino, discutían sobre el neorrealismo italiano, creaban revistas de efímera vida en donde se publicaban traducciones de autores no conocidos en España. Resignadamente rebeldes, haciendo su particular lucha desde dentro, cada uno a su modo. La literatura era su manera de evadirse de aquella realidad asfixiante que no les gustaba: los cuentos, la poesía, la novela, el teatro, los ‘aerolitos’ era su forma de arremeter y al mismo tiempo liberarse de tanta mediocridad, y de tanta miseria. Esperando el porvenir , no sólo se abrían, con dificultad, sus caminos , sino que iban poniendo los cimientos de nuevas rutas para los que detrás vendrían.
Creo que estamos en deuda con esa generación que desde dentro abrió las primeras grietas en aquel bloque monolítico y ciego que trataba de ahogar cualquier atisbo de libertad que recibía el nombre de libertinaje, en cuanto se saliera de los caminos trillados. Como el campo charro, eran ‘encinas’, quizá el único humilde y recio árbol que en aquel clima podría laboriosamente crecer:
"Brotas derecha o torcida,
con esa humildad que cede
sólo a la ley de la vida,
que es vivir como se puede."
Antonio MACHADO
Comentarios
Ahora que ya estoy en la tierruca por unos días me voy a fijar a ver si veo a Douce correteando por esas playas de Dios ;-)
No sintonizo con ella porque sea paisana, eso sólo es un pequeño motivo más, pero me gustó desde el día que leí su "Entre visillos".
En cuanto a Douce no es de playas de bullicio y acude a su playa cuando no hay demasiada gente, Casí sólo tiene una playa, que no sé si es de Dios, porque este alcalde nuestro la tiene un poco abandonada.
Un saludo cariñoso de su parte.