Para tener una opinión más ajustada de uno mismo
ALGUNOS CONSEJOS PARA HUIR DE LA PERFECCIÓN
Pretender ser 'perfectos' es algo inhumano. Nacimos con defectos de fábrica y supone mucho orgullo pretender no tener fallos, no sólo por nosotros, sino también para admitir y comprender los de las demás y saber quererlos como ellos necesitan, no como nosotros desearíamos.
Para eso es importante saber que no hay Nadie que pueda obligarnos a ser perfectos. Ningún Dios, ni los padres, ni un Jefe, ningún Caudillo, ni siquiera los talibanes y sacerdotes de turno, por muchos poderes que se arroguen. Es aconsejable hacer las cosas lo mejor posible, pero no con la intención de llegar a la perfección. Puede resultar angustiante.
Es bueno conceder un margen a la incertidumbre, a la aventura, al azar, porque no hay vidas 'trazadas de antemano'. Esto afecta no solamente al amor, a la amistad, sino a toda la vida. Nadie, en ningún orden de cosas, puede garantizarnos el resultado, tenemos que arriesgar, arriesgarnos.
La base fundamental, nuestro valor como persona - nuestro ser esencial-, no está ligado a nuestras acciones. Concedamos un margen al error, a la capacidad de equivocarnos.
La incertidumbre, el error, la imperfección, es algo molesto, algo incómodo, pero forma parte de la apuesta por la vida. Las 'seguridades' pueden adormecernos, matarnos vitalmente. Si no admitimos ese margen de error , de incertidumbre , es decir sin darnos la capacidad de 'crear' algo nuevo, nuestra vida no será vida, sino una rutina.
Cuando buscamos respuestas absolutas, perfectas, es posible que no encontremos las respuestas que de verdad nos pueden ser útiles y razonables. Desear a toda costa la perfección no hace más que aumentar la ansiedad.
Habrá que repetírselo mil veces a los 'perfectos' y aún así les costará enterarse: errar, equivocarse es algo esencial al ser humano. Nadie es perfecto, mira qué mundo le salió a Dios, ¡y era Dios!
Las respuestas 'perfectas' , como las mentiras, tienen una vida muy corta. Es probable que no te valgan, a la vuelta de la esquina.
Escoge las soluciones que van funcionando aunque no sean las que tu hubieras 'soñado'. Úsalas hasta que te sirvan y cuando sea necesario las corriges.
La perfección puede ser un objetivo, un deseo, un medio, un proceso pero nunca el resultado final. Es probable que ese resultado final, no exista.
- Estas reflexiones me las he hecho a raíz de lo que he leído en un libro titulado: "Feeling better, Getting better, staying better..." Albert Ellis
Pretender ser 'perfectos' es algo inhumano. Nacimos con defectos de fábrica y supone mucho orgullo pretender no tener fallos, no sólo por nosotros, sino también para admitir y comprender los de las demás y saber quererlos como ellos necesitan, no como nosotros desearíamos.
Para eso es importante saber que no hay Nadie que pueda obligarnos a ser perfectos. Ningún Dios, ni los padres, ni un Jefe, ningún Caudillo, ni siquiera los talibanes y sacerdotes de turno, por muchos poderes que se arroguen. Es aconsejable hacer las cosas lo mejor posible, pero no con la intención de llegar a la perfección. Puede resultar angustiante.
Es bueno conceder un margen a la incertidumbre, a la aventura, al azar, porque no hay vidas 'trazadas de antemano'. Esto afecta no solamente al amor, a la amistad, sino a toda la vida. Nadie, en ningún orden de cosas, puede garantizarnos el resultado, tenemos que arriesgar, arriesgarnos.
La base fundamental, nuestro valor como persona - nuestro ser esencial-, no está ligado a nuestras acciones. Concedamos un margen al error, a la capacidad de equivocarnos.
La incertidumbre, el error, la imperfección, es algo molesto, algo incómodo, pero forma parte de la apuesta por la vida. Las 'seguridades' pueden adormecernos, matarnos vitalmente. Si no admitimos ese margen de error , de incertidumbre , es decir sin darnos la capacidad de 'crear' algo nuevo, nuestra vida no será vida, sino una rutina.
Cuando buscamos respuestas absolutas, perfectas, es posible que no encontremos las respuestas que de verdad nos pueden ser útiles y razonables. Desear a toda costa la perfección no hace más que aumentar la ansiedad.
Habrá que repetírselo mil veces a los 'perfectos' y aún así les costará enterarse: errar, equivocarse es algo esencial al ser humano. Nadie es perfecto, mira qué mundo le salió a Dios, ¡y era Dios!
Las respuestas 'perfectas' , como las mentiras, tienen una vida muy corta. Es probable que no te valgan, a la vuelta de la esquina.
Escoge las soluciones que van funcionando aunque no sean las que tu hubieras 'soñado'. Úsalas hasta que te sirvan y cuando sea necesario las corriges.
La perfección puede ser un objetivo, un deseo, un medio, un proceso pero nunca el resultado final. Es probable que ese resultado final, no exista.
- Estas reflexiones me las he hecho a raíz de lo que he leído en un libro titulado: "Feeling better, Getting better, staying better..." Albert Ellis
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