Biometeorología

El verano pueda dar mucho de sí, otra cosa es cómo lo emplea cada cual. Los hay que tanto ir y venir les entretiene o les deja molidos, están los que viajan soñando, los hay que sufren decepción tras haber viajado, o con los conciertos esperados suspendidos. Algunos encuentran sueños de solaz matados a tiros por una rutina distinta, o los hay , felices, que sencillamente se contentan con un poco de calma, de sensación de tiempo libre...

Puedo decir que he disfrutado (¡ay, por qué me precipitaré y empleo el 'pasado' en lugar de un 'presente progresivo'!...) 'estoy disfrutando', corrijo, de un verano bastante tranquilo , sencillamente provechoso, para el descanso, para el sosiego, para el disfrute de las pequeñas cosas de cada día, aprovechando las buenas, tratando de pasar por alto las malas.

Sin embargo leo testimonios de personas que dicen que el verano les deprime, o veo que en la tele sacan uno de esos temas 'psicodomésticos' para rellenar las noticias entre incendios, guerras, conciertos, o regatas reales o ficticias. Antes sólo se hablaba de la depresión 'postvacacional', y mucho antes ni siquierea de ésa se hablaba.Ahora parece que hay depresiones para cada época del año y también existe la depresión 'veraniega'. No sé si es porque los psicólogos no quieren que el verano vacíe sus clínicas y se inventan el término 'biometereología' y dan hasta porcentajes del 30% de la población vulnerable a los cambios de temperatura, humedad y presión atmosférica, es decir, padece lo que se conoce como "metereosensibilidad".

Ya no son sólo son las estaciones, la primavera, el otoño, la transición del trabajo al descanso, la variación lumínica lo que nos produce cuadros de somnolencia y un aumento de la irritabilidad, ahora también
influye la temperatura en nuestros neurotransmisores. Díganme pues , señores expertos, a menos que quieran tener a tope sus clínicas todos los días del año ¿cómo podemos poner a punto nuestra melatonina y nuestra serotonina?.¿Qué tipo de cacharros somos o nos convierten?

He dicho que he pasado relajado y tranquilo sin grandes acontecimientos, de cenas, conciertos, viajes, festejos de todo tipo. No he echado de menos nada de eso. Sólo hoy, cuando agosto gira hacia esa última quincena, he pensado de nuevo en la simple sensación de no tener todo el tiempo libre a mi disposición para hacer lo que me plazca, que no son grandes cosas, más bien la sencillez de un paseo por el bosque, un baño en la playa, una lectura agradable, un poco de charla y escribir cada día un rato las cosas que se me ocurren o que ocurren.

Me parece también un crimen que ya desde hace un mes antes o más a los niños y jóvenes que visiten las grandes superficies les amarguen la visita anunciando los nuevos libros, los descuentos por adquirirlos con meses de adelanto, exponer los nuevos uniformes... Es la voracidad de los que sólo piensan en cómo amargarte la vida a plazos, de dos , tres o seis meses. Debería estar prohibido este tipo de publicidad que no permite a la gente un período tranquilo. Ya no respetan ni el calendario: le primavera empieza en febrero, la Navidad a finales de octubre, el curso a finales de julio.

No es la 'biometereología' lo que nos altera y deprime, ¡es la cochina 'biomercadotecnia'!

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