Don UNO y don OTRO, urbanistas.

PARQUE DE LA VAGUADA DE LAS LLAMAS

- Buenos, días don UNO, parece que volvemos a encontrarnos.

- Muy buenos no parecen, me refiero a que hoy no hay sol y tiene pinta de seguir lloviendo por un rato. Pero le advierto que esta lluvia me sienta bien y es bueno alternar frescura y calor, sol y agua.

- Estoy de acuerdo con usted, en cuántos lugares de España suspirarían por este agua que es pura maravilla para el campo y también para las personas. ¿La lluvia le ha traído hasta esta cafetería?

- Sí, me he refugiado aquí un rato para echar una ojeada al periódico mientras me tomo mi descafeinado. Ya sabe, uno empieza a cuidarse. ¿Desea usted algo?

- Pues mire , por acompañarle, voy a tomarme un café , pero solo, que a mí me gustan las ‘emociones’ fuertes. (ligera sonrisa)

- Ya, ya veo. También intuyo que es para meterse un poco conmigo, pero ya sabe que no me importa.

- A veces uno presume de lo que a lo mejor carece. No se fíe usted mucho de los que van por ahí fanfarroneando. Pero dígame, ¿qué es eso que contempla usted con tanta atención?

- Pues mire, hoy con el periódico venía este ‘inserto’, bueno yo no sé si se puede llamar así, si no es correcto, me da igual, porque yo me invento este palabro para designar a este mini folleto publicitario que el Ayuntamiento ha pagado a todo color con nuestros dineros.

- ¿Y de qué va el reclamo, propaganda o como quiera usted llamarlo? ¿Le molesta que el Ayuntamiento se gaste ‘nuestros’ dineros en estas propagandas?

- Pues mire usted , depende. Todos los gobernantes se promocionan a costa nuestra con revistas ‘a todo couché’ cuando podrían hacerlo más sencillo y de paso mejorar el contenido y no fijarse sólo en la forma. Me disgustan que despilfarren el dinero de páginas enteras de un periódico cada vez que inauguran 2 kilómetros de autovía...

- ¿Me permite que le interrumpa?

- Sí, claro, ya sé que algunas veces me embalo y no le dejo intervenir .Y en una conversación nada se gana si se convierte en un soliloquio.

- Lo que quería decirle es que ,mientras usted se ‘embalaba', yo he echado una ojeada a este ‘mini folleto’ como usted le llama y no lo veo del todo mal.

- Sí , el llamado Parque de la Vaguada de ‘Llamas’, que así se llama. Y perdone la redundante ‘llama’. ¿Qué le parece a usted?

- Pues sinceramente, lo encuentro bastante bien. Sé que siempre habrá algún descontento que proteste y piense en sus brillantes ideas y con tal de llevar la contraria se sacará de la manga no sé cuántas pegas al proyecto, pero así , sobre el papel, por muy ‘couché’ que sea, me parece bastante ilustrativo.

- Pienso bastante parecido a usted. Creo que en esta ocasión ese gasto de promocionar y dar a conocer el proyecto a los administrados puede ser ilustrativo y no veo desproporcionada la propaganda y su finalidad ilustrativa.

- Yo creo que esta ciudad, a pesar de todos los atentados que haya sufrido en su urbanización, tiene sus logros y es una ciudad de las menos estropeadas de este país donde tantos desmanes urbanísticos se cometen a diario.

- Celebro que tenga usted tan buena opinión de ‘nuestra’ ciudad, porque aunque forastero, la tengo ya como un poco ‘mía’. Y me siento tanto más libre de esta posesión porque creo que es la ciudad la que me posee a mí y no al contrario.

- Filosófico le encuentro don Uno, creo que algo le entiendo. Lo que no entiendo es la gente que por haber nacido en un determinado sitio lo estiman como ‘suyo’, no en cuanto al afecto que es justo, sino como dominio propio y considera ‘ajenos’ o extranjeros a los que no nacieron en ‘su’ tierra. Pero volvamos al asunto de la Vaguada de la Llamas que con estas disquisiciones , tengo la impresión de que nos hemos alejado.

- Sí, un poco. Pero es normal en una conversación. Nosotros saltamos a veces de una cosa a otra, para eso los franceses son más cartesianos. Hablemos del proyecto.

- Pues por lo que yo he observado está pensado en tres estratos: el que ocuparía la cota más baja sería el llamado “El estanque”, un gran lago que aportaría al conjunto un gran sosiego. La que llaman “Orilla Atlántica” ocuparía la zona media del parque, y estaría dotada de circuitos ciclistas, peatonales y pasarelas de madera dispuestas en una serie de caminos transversales para admirar la vegetación ya existente y la nueva plantación.

- Lo ha estudiado usted muy bien.

- Bueno es que el tríptico está bastante bien hecho y es fácil de seguir. He visto también que en la cota más alta , además de densas áreas de vegetación autóctona y la plantación de 2000 árboles irá ubicada una “Terraza-Auditorio” que albergará un escenario al aire libre.

- Así es , como usted dice. Desde esa terraza se podrá ver el llamado “ Carrizal” que estará constituido por la vegetación característica de esta vaguada. O sea , que no le desagrada el proyecto.

- No, en absoluto, si las cosas se hacen como aquí aparecen. Ya sabe que a veces estos proyectos aparecen muy bonitos en un plano y la realidad luego difiere. Pero tengo la impresión que cualquiera que sea el resultado, contribuirá a mejorar en mucho esta ciudad que tantas maravillas tiene.

- Pues creo que sí, pero ya sabe , a veces los que menos aprecian , si juzgamos por sus críticas, son los propios habitantes, mientras que los visitantes no paran de decir maravillas.

- Eso pienso. Y me alegro que hayamos tenido una charla más bien optimista, a pesar del día lluvioso.

- No se preocupe don Otro que cualquier día nos ponemos a hablar de ‘Marinad’orvacacionestodoelaño’ y entonces ¡ arde Oropesa!

- No se me embale que le veo venir y yo tengo que hacer alguna visita a esta ciudad. Ya ve que no pongo ya como excusa lo de los toros.

- Ya me he dado cuenta. Pero antes de que se marche le diré una cosa.

- ¿Y qué es ello?

- Acérquese, se lo diré al oído por si anduviera por aquí alguno de eso que tienen la fiebre del ladrillo... Lo que más me gusta de este proyecto es que no hay ningún Centro Comercial, ni un solo edificio y lo que es más maravilloso:¡¡¡ ni un solo 'chaletadosado'!!!.
Espero que nos volvamos a ver. Que pase un buen día.

-Adios, don Uno. Lo mismo le deseo.