Señorita Douce, Experta en Relaciones Sociales

By DOUCE

Estaba esta mañana mi papá leyendo uno de esos artículos veraniegos que escriben o copian los periodistas cuando se les acaban los incendios y se proclaman los ‘altos al fuego’. A los implicados se les olvidan también las ‘tramas’, sus declaraciones, no se retractan , ni dan sus brazo a torcer y por supuesto no enseñan las narices en el Parlamento para no interrumpir sus perpetuas vacaciones.

Cuando esas ‘noticias’ se les acaban, ojean algún periódico, a ser posible americano para ver qué es lo último que se han inventando. Entonces descubren que en una sociedad que se cree superavanzada e hipercomunicada la gente cada vez se siente más aislada, incapaz de comunicarse y abordar con naturalidad a las demás personas. Es el momento de inventar cosas tan seductoras como “La escuela del encanto”. ¿Que qué es eso? Pues una especie de cursillos fin de semana, que mediante la módica cuota de 1600 dólares, le enseñan a uno o a una ‘el arte del carisma’. Les ponen pelis, les surten de libros y de discos para aprender a cautivar al sexo opuesto.

Después de tres cuarto de hora ‘in situ’, los paganos van juntos a establecimientos ad hoc , como clubes de jazz o bares similares , para pasar a la práctica. Los estudiantes observan a sus ‘maestros’ de esgrima y luego intentan pasar a la práctica del abordaje. El cursillo concluye a mediodía del domingo. Es la hora de hace balance de los resultados obtenidos, de los progresos realizados. Los clientes son variados, desde los clásicos tipos que se han gastado una pasta invitando a chicas que al final les dicen que todo muy bien, que le gustaría ser su amiga, hasta los que confiesan ambiciones más modestas. Con superar su timidez , que ya no le suden tanto las manos y el corazón lata frenéticamente al abordar a una chica, dan por bien empleados los mil y pico dólares.

Yo escuchaba entre sorprendida y divertida las cosas que mi papá me contaba , viendo la dificultad que los humanos tienen a veces para comunicarse con naturalidad y con sorna le solté: “ Pues vete soltando la pasta . Me debes multimiles de Euros, tío”

- “ Y por qué, si se puede saber?”, me preguntó

Me armé de paciencia y traté de explicárselo. Mira , le dije, esos cursillos te los estoy dando yo, gratis, todos los días y todavía no te has enterado. (Iba a decirle una ‘machada’ pero me la callé, porque yo le preparo las ‘piezas’). Sólo le comenté, ¿Quién te facilita a ti el diálogo con otras personas que sin mí no entablarías, so reservado? ¿Quién, por ejemplo esta mañana, se acercó al cartero para que me acariciara, así por mi ‘jeró’, y de paso os saludarais los dos, cosa que no habíais hecho en varias semanas, desde que el anterior cartero empezara sus vacaciones? ¿Quién te ha iniciado en las charlas con la mamá de Naguay a la que si no es por mí y mis relaciones con su perro, nunca habríais entablado con naturalidad y de paso contaros cómo somos él y yo? ¿Cuántos y cuántas te sonríen porque yo te abro el camino, so cardo?

Si no es por mí, ese señor que pasó a nuestro lado el otro día no te hubiera dicho: “El mejor amigo del hombre”, señalándome a mí . Luego empezó a contarte su vida y la relación que había tenido con los tres perros que con él habían convivido y cómo sentía aún la pérdida del último . Te contó su vida en cinco minutos .Si os hubierais cruzado solos por la calle habríais pasado uno al lado del otro sin miraros. Así que ya es hora que me vayas valorando en lo que valgo. Si te cobrara cada lección de relaciones sociales que te doy a diario no tendrías suficientes euros para pagarme. De todos modos, ya sabes que yo soy así de chula y me permito el lujo de decirte: “Mira, majo, yo hago todas estas cosas ‘gratis total’, soy así y no me doy importancia por ello. Simplemente soy una perrita, y con eso te digo todo.”

Le dejé sin palabras.
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La foto del periódico D.M. que muestra a una pareja paseándose por Central Park, no puede ser más cursi, pero la pongo para que vean . Está muy de acuerdo con lo que hacen en esos cursillos