Sin aire, como el aire

Y aquel día, como si de repente se le hubieran acabado todas las ganas, como si se hubieran esfumado todas sus esperanzas, como si se dirigiera a las paredes para encontrar una puerta de salida y no la encontrara, en aquella pequeña habitación de la que habían desaparecido las ventanas, notó como si una especie de espesa nube oscura y asfixiante fuera inundado la habitación y poco a poco le fuera faltando el aliento, se le hacía difícil respirar, y la propia sensación de angustia y de congoja hacía que tuviera más dificultades para respirar, trataba de imaginar algo agradable, imaginar siquiera un árbol , un pájaro, un trozo de nube, por pequeño que fuera, algo que rompiera aquella tupida atmósfera que seguía invadiendo aquel estrecho cuarto que parecía hacerse más pequeño y angosto aún a medida que iba pensando. No oía ninguna voz y por más que intentara traer a la memoria el recuerdo de alguna canción que en otro momento le hubiera hecho sentir una ternura, una nostalgia, un grito de libertad, ninguna acudía a su reclamo, se diría que también su cerebro antes abierto a mil ensueños, se fuera cerrando poco a poco. Sentía que se ahogaba, que cada vez le era más difícil respirar, y la propia angustia le impedía hacer que sus pulmones funcionaran y respiraran el cada vez más exiguo oxígeno que en la habitación quedaba, trataba de recordar algún olor, algún olor fresco de ésos que le traían recuerdos de horizontes, de esperanzas, de proyectos y ninguno venía a la cita. Cerró los ojos, dispuesto ya abandonarse a aquella asfixia, sin fuerzas, como si no fuera capaz de soportar ya más aquel intento de respirar y expulsar fuera tanta atmósfera asfixiante, tanta angostura interna. Se fue dejando adormecer por aquella densa niebla que casi ya rozaba el techo... Cuando de repente,recogiendo todas las fuerzas que le quedaban, como última exclamación de rebeldía e impotencia gritó: ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Aquel grito que resonó con una fuerza inaudita, resquebrajó con sus vibraciones las paredes, se abrieron grietas que poco a poco fueron haciéndose más grandes, hasta hacer que se desplomaran las paredes , se llenara el suelo de cascotes y de entre las nubes de polvo fuera abriéndose un paisaje de árboles, de matorrales de intensos olores de verano, y algo más lejos un horizonte entre azul y verde que parecía el mar. Empezó a soplar una ligera brisa, que le limpió la cara aún cubierta de polvo. Respiró hondamente, sus pulmones encogidos apenas podían asumir todo aquel aire, respiraba a cachitos , despacio, recogiendo avaramente aquel aire con olor a pinos, a algas, un olor fresco y salobre. En su interior aquella habitación ahogadora y estrecha se convirtió en un campo apacible, donde el respirar era ya pura vida. No precisaba más , aire , sólo aire.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
¡Joder Julio, voy a abrir la ventana!....Espero que no te hayas sentido así y que "solo" sea literatura.

Con los latines de tu juego no me he atrevido, pues hace mucho tiempo me quedé en el "Alea jacta est" y "Ave Caesar morituri te salutam". Ésto ocurrió justo antes de mi último exámen.

Un abrazo.
Douce ha dicho que…
Ya sabes que a veces el que escribe juega, mitad y mitad, a decir la verdad envuelta en la semimentira de la literatura para hacerla asimilable. La literatura puede servir a liberarnos , a guardar distancias, a abrir puertas y ventanas para que entre el aire.

Esas vivencias literarias deben ser recuerdos del cronista que ahora va a la playa, se pasea entre los árboles y respira aires más libres... Como el aire, quiero ser libre, como el aire.

Respecto al juego, no hace falta recordar mucho desde el último Preu, o el último Cou. ¡Está chupaooo!
Anónimo ha dicho que…
Como decía Pessoa: el poeta es un fingidor.

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