18 de Agosto de 2006. Setenta años después
A FEDERICO
Yo no acudiré a Alfacar, en busca de tu tumba, porque para mí aún estás vivo. No acompañaré al séquito de plañideras que se aprovechan de tu muerte. No soy Ministro de nada, ni biógrafo que sanguijüele tu vida.
Llenaste mi juventud de camborios y jacintos, de lunas con polisones de nardo y corrí contigo, de noche, el mejor de los caminos, sin brida y sin estribos. Bajó la luna a la fragua , yo me adentré contigo y me dormí en sus enaguas.
He querido regresarte, río abajo por el Hudson y no he parado hasta encontrarte, a solas y sin ruido de tanto homenaje interesado. Se aprovecharon de tu muerte, cuando moriste solo, entre dos banderilleros y un maestro de escuela, la más estúpida y odiosa de las muertes. Hoy, 70 años después, siguen explotando tu memoria.
Yo no estaré en Alfacar entre biógrafos, ministras, y plañideras de oficio, pero te tendré aquí a mi lado recordándote...
Yo no acudiré a Alfacar, en busca de tu tumba, porque para mí aún estás vivo. No acompañaré al séquito de plañideras que se aprovechan de tu muerte. No soy Ministro de nada, ni biógrafo que sanguijüele tu vida.
Llenaste mi juventud de camborios y jacintos, de lunas con polisones de nardo y corrí contigo, de noche, el mejor de los caminos, sin brida y sin estribos. Bajó la luna a la fragua , yo me adentré contigo y me dormí en sus enaguas.
He querido regresarte, río abajo por el Hudson y no he parado hasta encontrarte, a solas y sin ruido de tanto homenaje interesado. Se aprovecharon de tu muerte, cuando moriste solo, entre dos banderilleros y un maestro de escuela, la más estúpida y odiosa de las muertes. Hoy, 70 años después, siguen explotando tu memoria.
Yo no estaré en Alfacar entre biógrafos, ministras, y plañideras de oficio, pero te tendré aquí a mi lado recordándote...
“ Quiero llorar porque me da la gana
como lloran los niños del último banco,
porque yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja,
pero sí un pulso herido que sonda las cosas del otro lado.
Quiero llorar diciendo ‘TU’ nombre,
rosa, niño y abeto a la orilla de este lago,
para decir mi verdad de hombre de sangre
matando en mí la burla y la sugestión del vocablo.”
Federico García Lorca: “Poeta en Nueva York”
Comentarios
Feliz lectura.