Imágenes y sensaciones
¿QUIÉN ME PRESTA OTROS OJOS'
Resulta difícil mirar con ojos ‘nuevos’ lo que uno vio de niño. Algo que forma parte de uno mismo como un yo íntimo hecho de un amasijo complejo de sentimientos y sensaciones. Una de esas ‘visiones’ que quedó grabada a sangre, dolor, quizá temor, quizá miedo, es todo el ritual que enmarca la llamada Semana Santa.
Aquella Semana Santa, que recogía todas las sombras,
todo el terror, toda la pesada losa que se convertía
en un oscuro cielo negro.
El ruido atronador de los tambores,
el rasgar el aire de las cornetas,
el pisar de unos pies blancos sobre el frío
de adoquines y de asfalto,
las lágrimas de cera de las velas,
el arrastrar de las cadenas, l
cabezas ceñida de espinas,
mirar de unos ojos sin cara a través de las aberturas
de un morado capirote,
el atronar de la música
y el denso pesar de los silencios…
Cualquiera, ajeno a esta sombría ceremonia, podía preguntarse qué extraños designios tejieron esta sombría ceremonia de dolor y muerte.
¿Quién inoculó tanto terror y tanta muerte?
Hoy el Náufrago ha querido ver con ojos recién estrenados esta expresión de dolor y muerte, pero sigue ignorando dónde está la raíz de un culto tan extraño.
No puede encontrar la mirada nueva que entienda esta imaginería de madera o escayola donde en una extraña mezcla conviven,
Ángeles, soldados,
besos traidores,
espaldas desnudas azotadas,
cabezas chorreando sangre de espinas…
velas, claveles, faroles,
corazones atravesados por mil espadas,
cruces, cruces, más cruces
de todos los tamaños,
cireneos, crucificados,
vírgenes llorosas de pesados mantos,
descendimientos, resurrecciones…
¡Oh, no eres tú mi cantar ,
No quiero cantar, ni puedo…
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