Más allá de la política. Más adentro.
LA FOTO
Si les dice la verdad, de todas las imágenes que hoy ha visto en los periódicos y en la prensa digital, la que más le ha llamado la atención y hasta un poquitín emocionado – bueno, esto último no es demasiado raro en un náufrago – es esa que recoge un momento muy especial. Rajoy, me figuro que para ella es, Mariano, coge a Elvira, su mujer, por la cintura y deja que ella apoye la cabeza en su hombro. Transmite algo que trasciende la política y sus falsas sonrisas, sus reales o pretendidas euforias, sus ‘uves’ de ‘Victoria’, o sus ‘des’ de ‘Derrota’.
La sonrisa triste de su mujer y la mirada afectuosa de Rajoy habla de mil conversaciones en la mesa, en el sofá, paseando, en la cama, de un marido y su mujer que habrán hablado en un sinfín de ocasiones de esperanzas, decepciones, momentos de euforia y de desánimo. Sueños y pesadillas, temores y ánimos…
Es como decir, sin palabras
Quizá en ese momento no se oyen las voces, ni los gritos, ni los aplausos, de los que les rodean. Sólo se oye el latir de una tristeza, de una decepción. Cuando lo de fuera se olvida y sólo hay una preocupación, el estado de ánimo de la persona a quien se quiere. Más allá de la política, mucho más hondo que las victorias o las derrotas.
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Foto: (AP Photo/Paul White)
Si les dice la verdad, de todas las imágenes que hoy ha visto en los periódicos y en la prensa digital, la que más le ha llamado la atención y hasta un poquitín emocionado – bueno, esto último no es demasiado raro en un náufrago – es esa que recoge un momento muy especial. Rajoy, me figuro que para ella es, Mariano, coge a Elvira, su mujer, por la cintura y deja que ella apoye la cabeza en su hombro. Transmite algo que trasciende la política y sus falsas sonrisas, sus reales o pretendidas euforias, sus ‘uves’ de ‘Victoria’, o sus ‘des’ de ‘Derrota’.La sonrisa triste de su mujer y la mirada afectuosa de Rajoy habla de mil conversaciones en la mesa, en el sofá, paseando, en la cama, de un marido y su mujer que habrán hablado en un sinfín de ocasiones de esperanzas, decepciones, momentos de euforia y de desánimo. Sueños y pesadillas, temores y ánimos…
Es como decir, sin palabras
- -“Lo siento.” y es oír, sintiéndolo en el alma:
- - “Lo sé muy bien. No te preocupes. Yo también lo siento, por ti. Quizá, a partir de ahora, vamos a tenerte más en casa. Los chicos lo están deseando.
Quizá en ese momento no se oyen las voces, ni los gritos, ni los aplausos, de los que les rodean. Sólo se oye el latir de una tristeza, de una decepción. Cuando lo de fuera se olvida y sólo hay una preocupación, el estado de ánimo de la persona a quien se quiere. Más allá de la política, mucho más hondo que las victorias o las derrotas.
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Foto: (AP Photo/Paul White)
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