Dios ve la tele

¡CÁ, ZEROLADAS!

Pues miren, estaba el Náufrago en plena siesta y sonó el teléfono. La verdad es que se sobresaltó un poco. Del otro lado del auricular se oyó una voz grave, que sonaba un poco apagada...

-Perdona que interrumpa tu siesta, ya sé que estabas medio dormido...“¿Esa voz…?” Al Náufrago le sonaba de haberla oído alguna vez... Pero enseguida el interlocutor viendo la perplejidad del Náufrago y leyendo su pensamiento se adelantó al "¿Quién me llama?"

- Soy Dios, quería hablar un poco contigo.

"¡Coño!", iba a exclamar el Náufrago, pero tuvo reflejos suficientes y le dijo: “Cuando quieras. Estoy libre”.

- En unos momentos estoy en tu casa, si no te importa. No tengo interés en que me vea la gente. No estoy de muy buen humor y no es conveniente que sepan que Dios también tiene problemas.

- De acuerdo, ven cuando quieras, respondió el Náufrago.Se lavó un poco la cara de sueño que tenía, arregló un poco la habitación para que no la encontrara demasiado desordenada y dijo a Douce que por favor no ladrara si llamaban a la puerta, que era Dios.

- ¿Va venir Dios aquí? preguntó extrañada ¿Puedo preguntarle cómo va lo nuestro?

-¡Douce, por favor! Dios viene de incógnito, no está ahora para ocuparse de esas cosas. Viene a distraerse.

- ¿Y qué es eso de 'incógnito'? suena como 'fuerte'

- Por favor, Douce, no hagas ahora esas preguntas... Ringg...ringg… Sonó el timbre de la puerta. El Náufrago fue corriendo hacia la puerta porque tampoco quería que en casa se enteraran de que venía Dios. Iban a ponerse nerviosos, por si les encontraba sin haberse preparado. Así que fue con Douce a abrir la puerta. Dios sonrió al verla hacerle zalamerías, la acarició un poco y se fueron los tres a la habitación.

Douce se sentó en su manta, el Náufrago le dejó su sillón y él se instaló en otra silla. Dios le dio las gracias y le preguntó qué estaba haciendo.

- Pues mira, la verdad es que como Tú sabes no está el día para fiestas con lo que ha ocurrido y me había puesto a ver algo que no me hiciera pensar demasiado. Había empezado a ver el "NO ticiero" que siempre me arranca una sonrisa.

- Ya estoy al corriente de eso. A mí también el "NO ticiero" me parece divertido. Yo también ando preocupado y por eso he querido charlar un poco contigo, aunque sé que no eres la 'alegría de la fiesta' precisamente, por eso creo que me entenderás mejor. La verdad es que estoy harto de ser Dios y no poder permitirme ninguna frivolidad. ¿Sabes una cosa...?

El Náufrago no se atrevió a preguntarle y dejó que siguiera, porque sabía por la manera de preguntar que quería desahogarse...

-A veces, no aguanto ser tan 'Perfecto' y siento que me gustaría cometer algún pecado (aquí, se sonrojó un poco, pero prosiguió)...Pero no me atrevo, dijo.El Náufrago se vio un poco en un apuro y se atrevió a darle un empujoncito.

- " ¿Y si vemos juntos el NO ticiario de hoy, a lo mejor te ayuda un poco a desinhibirte?"

- Vale, el de hoy, con las prisas, no he tenido tiempo de verlo.

El Náufrago abrió la página que acababa de ver previamente y pensó que la introducción podía satisfacer, en parte, el deseo de transgredir un poco lo 'políticamente correcto' y le enseñó este vídeo:




El Náufrago lo observaba. Por un momento dudó si sería conveniente que Dios viera y oyera esas cosas, pero lo puso. Dios no sabía bien cómo reaccionar... A veces esbozaba una sonrisa que luego instintivamente se reprimía. No sabía si reírse a carcajada o sentir vergüenza ajena.

El Náufrago se atrevió a preguntarle bajito si se había pasado un poco en la confianza por enseñarle eso... Pero, para su asombro, Dios le cortó con un gesto de la mano diciendo...

- No, por favor, quiero esperar a que termine. Creo que algo de esto es lo que estaba necesitando para echar fuera un poco mis 'responsabilidades'. Quiero oírlo hasta el final.

El Náufrago dejó que pudiera terminar de verlo a su gusto, porque vio que como iniciación a lo que estaba buscando, podía servir. Al final, soltó un gran suspiro de alivio y dijo:

-¡Hay que ver! Yo insistiendo tanto y tanto en el sexto mandamiento, y este muchacho lleno de felicidad con los 'orgasmos' de su marido y los de Zapatero,- 'democráticos' por supuesto - pero quizá pronto habrá que suprimir también lo de ‘democrático’, para no tener que hacer salvedad alguna.

Pues mira, Náufrago, aunque te parezca mentira, algo de esto deseaba para quitarme un peso de encima. Mira que Yo venga a poner leyes, mandamientos, deberes... Y la gente es feliz con otras cosas. Ponme lo del principio, quiero tomar nota.

El Náufrago hizo de nuevo 'clic', mientras Dios sacó su 'moleskine' y anotó el principio de la Zerolada:

"¡Cuánta Felicidad nos ha traído Zapatero en esta Legislatura! Si es que no hemos terminado de terminar un orgasmo detrás de otro... (bis).
Nunca había tenido yo tantos orgasmos. Primero los que me da mi marido y luego los que me da Zapatero (orgasmos democráticos...)

Mientras copiaba aparecía la misma sonrisa de antes no sé muy si de sorpresa o de vergüenza ajena. Luego dio las gracias al Náufrago, por haberle sacado de sus preocupaciones y dijo: "Mira que llevar siglos, tratando de hacer feliz a la Humanidad, y ha tenido que venir otros para indicarme cómo hay que hacerlo... Y se fue murmurando aquello de "¡Cuánta Felicidad nos ha traído Zapatero...!"

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