Día de Reflexión

RE-FLEXIONANDO

Reflexión, reflejo, reflector, flexible, flexo, circunflejo…todo marca una idea de lo que retorna, de lo que puede ser flexionado, cambiado, reformado…

REFLEXIÓN, al Náufrago no le gusta demasiado esa palabra, quizá porque no le sienta bien ese dar vueltas a las cosas, o por mejor decir a los pensamientos, a las decisiones. Tratar de mirar y remirar en el espejo del propio pensamiento es tratar de ver si está bien ‘peinado’, si es correcta la ‘raya’, si el nudo de la corbata está torcido o te has puesto el jersey al revés. Y le gustan las cosas que brotan espontáneamente, sin darle tantas vueltas.

A veces, el Náufrago, cuanto más piensa las cosas, más las complica y no sabe qué es lo que debe de cambiar. Cuando estaba en el colegio, había que hacer de vez en cuando ‘reflexiones’ sobre la propia vida, a esa tarea la llamaban ‘ejercicios espirituales’. Sólo oír esa palabra, el Náufrago se siente muy angustiado. Los tales ejercicios de reflexión espiritual eran una mezcla de charlas, sermones, paseos en silencio, comidas en silencio, mucho silencio…Para reflexionar. ¿Sobre qué podía reflexionar un chico de trece, catorce, quince años… de aquellos ‘años’?

Al ‘reflexionar’, aquel adolescente veía en aquel espejo ‘reflectante’ las cosas que él hacía y debía compararlas con las que le habían predicado que ‘tenía que hacer’ y si no se correspondían con su ‘depravada’ conducta, temblaba al pensar los castigos que llevaban aparejados. Y el mayor de los castigos era considerar que nunca llegaría a aquella ‘perfección’ que le dibujaban. Eso era lo que fundamentalmente le angustiaba, si lo hacía todo lo bien que debía hacerlo.

Normalmente el Náufrago, cuando hace algo es porque estima que es lo que debe hacer. Si empieza a ‘reflexionar’, el reflejo que le devuelve el espejo de la perfección en que se mira, siempre encontrará defectos. Por eso, siente reticencia a ‘reflexionar’ y prefiere dejar que lo que hace sea resultado de un impulso.

Todo este exordio o incordio viene a cuento de este día llamado de ‘Reflexión’. Y aquí es cuando el Náufrago, impulsivo-reflexivo, se encabrita. Nunca ha sabido qué es lo que hay que reflexionar, sobre qué deben versar las ‘reflexiones’. No deja de ser una broma de mal gusto esta llamada a la reflexión, obedeciendo a unas ‘supuestas reglas’ que rigen la llamada ‘campaña electoral’. Si los señores que hoy reclaman que reflexionemos ¿por qué dicen que la campaña debe durar quince días, si se pasan meses, años haciendo constantemente ‘campaña’ o batallas campales? ¿Para qué sirve guardar silencio un día, después de meses chillando, insultando, agrediendo, provocando, incordiando…? ¿Es sobre ‘eso’, sus insultos, sus descalificaciones, sus brindis al sol, sobre su palabrería vacua, sobre su incapacidad de ponerse de acuerdo… sobre lo que hay que reflexionar? Si es para reflexionar sobre los insultos que se han intercambiado, los trapicheos, las presiones, las amenazas, las promesas vacuas… no hace falta un día para que nos detengamos a pensar sobre lo que llevamos viendo y constatando durante semanas, meses, años.

Dolorosamente, hoy sólo hay un hecho irreversible sobre el que reflexionar, y para el que nadie tiene UNA respuesta: ¿Por qué un hombre llamado Isaías, mañana no podrá salir de casa por la mañana, junto a su mujer y su hija, a depositar su voto en una urna en cualquier colegio de Mondragón? Habrá que reflexionar, por qué, hoy, Isaías, en lugar de poder ir a tomar un txiquito en cualquier bar del pueblo, o salir a pasear con su mujer y sus hijos, hablar con los amigos de cómo le irán las cosas a su partido o discutir sobre lo qué ocurrirá mañana cuando se cierran las urnas… Ese hombre está dentro de una caja, inerte, inamovible, velado por su mujer, su familia, sus amigos, compañeros de partido, las gentes que desfilen en torno a su féretro en el Salón de Plenos del Ayuntamiento del que fue concejal.


¿Quién, en nombre de qué, se ha arrogado la autoridad de impedir que Isaías, hoy, reflexione?
¿Cabe alguna reflexión más, que verdaderamente importe?

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EL VOTO DE ETA

¡Votó!

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