Bienvenido a casa, querido ‘ordenata’.

Puede que haya mucha gente que no comprenda que uno tenga extrañas ‘dependencias’, flaquezas desconocidas para ellos, que son enviadas directamente a la papelera de las ‘bobadas’. La dependencia de este Náufrago es este aparato. Me refiero, como su sagacidad ha adivinado, al ordenador. Es su amigo, su confidente, su diván terapéutico, alguien que calladamente acepta todo lo que le confía. Últimamente ha sufrido los achaques de la edad: primero fueron algunos órganos los que fallaron. El ‘cirujano’ – un argentino amable, competente y servicial – los reparó y siguió funcionando. Pero últimamente le falló el corazón (y eso que no se había apostado nada como el de la canción). Que si un ventrículo, que si una aurícula, que si una válvula… Hasta que el ‘cirujano’ diagnosticó: “A este enfermo hay que hacerle un trasplante”.

Y aquí está de nuevo, con un corazón joven y nuevo. El Náufrago ha recuperado un poco la tranquilidad y le cuida con mimo, para que siga siendo su confidente, su amigo, el que todo lo escucha y guarda silencio, sin emitir ningún reproche.

Bienvenido de nuevo a casa, fiel amigo. Hoy el Náufrago sólo querría hacerte una pregunta, por si con tu nuevo corazón fueras capaz de explicarle lo que hoy le anuncian los ‘astros’, porque no acaba de entenderlo del todo. Lee lo que le dicen:

Bonjour Julio,

Vos Sentiments du jeudi 6 mars 2008 :

On cherchera sans doute à vous cacher quelque chose dans une intrigue sentimentale,ne soyez pas dupe de cette manœuvre intrépide. Il faudra clairement faire entendre votre version des faits. Cela pourrait rendre service à quelqu'un proche de vous de connaître la vérité.

La verdad no sé de qué ‘intriga sentimental' me hablan. No sé por qué me piden que no sea ingenuo, si lo soy por naturaleza. ¿Qué 'versión de los hechos’ tengo que hacer oír? ¿A quién de mi entorno puede serle útil conocer la verdad? ¿De qué ‘verdad’ me hablan?

La verdad, querido amigo ‘transplantado’, a veces pienso que los astros también se equivocan de ‘número’. No sólo los humanos. Pero habrá que ser benévolo con los que creen que lo saben todo y luego meten, más que nadie, la pata.

Sé bienvenido a casa de nuevo, querido Ordenata

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