El demonio, el mundo y la carne

LE CORPS

La vieja cultura judeocristiana señalaban a los náufragos los tres enemigos del alma, tres genios de la tentación, que se presentaban con distintos disfraces. Se llamaban Demonio, Mundo, y Carne. Como puede verse estos genios del mal pueden ser muy proteicos y están siempre al acecho. En aras del espíritu, la carne, en esa antigua cosmovisión, suponía que al cuerpo no se le podía cantar eso de: “Dale a tu cuerpo alegría Macarena / que tu cuerpo es pa' darle alegría y cosa buena”. Quizá Macarena, pudiera permitírselo, pero no los náufragos.

Pero a veces los náufragos olvidan su condición de tales e imitan a Macarena. Sumergen a su cuerpo en el ámbito cálido de una bañera y dejan que sienta el calor de los brazos de agua que rodean su cuerpo, sienten la sensación de reposo, mientras oyen la canción de la gota de agua que aún gotea del grifo, tecleando su canción sobre el húmedo piano. Y las manos recorren y acarician todas las ondulaciones de un cuerpo abandonado al mundo de las sensaciones. El agua, toda el agua, ese milagro fluido de vida se adapta a cada una de las formas del cuerpo y lo seda. Después, cuando abandona el abrazo del agua, una textura verde va secando el cuerpo recién bautizado . Y siente el frescor del aire.

El cuerpo de los náufragos, llegado algún momento, requiere ser revisado como toda máquina que ha funcionado a lo largo de muchos años. Le examinan, lo miran y dictan los cuidados que hay que proporcionarle, allí donde se resienten. A veces dictaminan que unas manos expertas lo froten y se encarguen de aminorar los males.

Pero el cuerpo vuelve de nuevo al agua. Sus brazos y sus pies marcan rutas en una gran masa de agua, dividida en calles por donde otros cuerpos también bracean, avanzan, respiran, se hunden y siguen avanzando. De frente, de espaldas, hundiéndose en el agua o trazando arcos que abran camino allí dondela ruta se desdibuja cada vez que el cuerpo la ha atravesado. El cuerpo sale del agua, abre una puerta y un vapor seco puebla un espacio iluminado por una tenue luz. El cuerpo suda, se le abren todos los poros por donde expulsa el agua. Se hincha su pecho y vuelve al reposo.

Sale y se pone a caminar. Entra en lugares donde otros cuerpos trasiegan vinos y licores y picotean. Es rubio el vino y fresco. Se detiene un momento en la boca y poco a poco va siguiendo la ruta interna marcada por Diônysos. Uno, dos y tres. Ha hecho el recorrido perfecto y ha ascendido al lugar donde el cuerpo se transforma, se euforiza y hace la charla más cercana. Dos cuerpos hablan…

¡Joder, colega …! Y toda esta historia para contar que un tío se ha pegado un baño de un cuarto de hora en casa, luego ha ido al traumatólogo que le ha recetado una crema para que se dé masajes, después ha ido a la piscina, ha hecho unos largos, y luego se ha tomado tres vinos. Ha charlado con otro al que no conocía sobre el bodrio del Chyki-Chyky y se han acordado de Sergio Dalma, de Mocedades, de Raphael y hasta de la Rosa de España. ¡Manda güebs! Estás como una chota.

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