Otras Semanas, otras visiones

Resulta curioso que cuando uno echa fuera, aunque sea en forma de escritura, algo que estaba anidado dentro, se siente como recién duchado. Más limpio, más fresco. El que el Náufrago haya recogido el lado ‘tenebroso’ de esta, o más bien de aquellas Semanas Santas, no quiere decir que no mire con otros ojos algunas facetas de ese rito.

Es probable que la anterior entrada sólo recoja uno de los muchos ángulos de los que ver este rito en torno al dolor y la muerte. Quizá frente a la austeridad castellana, la gente del sur ha sabido conciliar muerte, sentimiento y espectáculo. El Náufrago no conoce bien la Semana Santa andaluza y se deja llevar por referencias. Tan sólo un año, hace ya mucho, mucho tiempo, presenció las procesiones de la Semana Santa en Málaga. Por supuesto era muy distinta de las otras Semanas Santas de la Salamanca de su infancia.

Le llamaba la atención por ejemplo, que durante el ‘descanso’ de un paso, en una calle perdida, ver salir a los costaleros desde debajo de los pasos y entrar en los bares , para ‘reponer’ fuerzas y echar ‘gasolina’ a la máquina. Oír lanzar piropos a algunas imágenes : ¡Guapa, guapa , guapa!. Por supuesto era un mundo distinto al austero y seco procesionar castellano.

El Náufrago no echará de menos, al igual que el Duende de la Radio, ni los domingos de Ramos, ni el ir y venir de las ‘estaciones’, ni el sonido de las carracas, ni los ‘cuadritos policromados’ con su cantinela ‘Alabámoste, Cristo, y te bendecimos…, ni aquellos silencios impuestos del Jueves y Viernes Santo.