Un paseo por el muelle

Una mañana de julio, gris, que se niega a festejar la llegada del verano sirve para muchas cosas. Pasear despacio y encontrar que las espaldas del parking se han convertido en cuadros urbanos. Exposición al aire libre, que por ser libre sólo atrae las miradas de unos pocos, que no es poco.



Y siguiendo el paseo a lo largo del muelle, aparecen, tras las obras, los monumentos a las víctimas de la explosión del buque “Cabo Machichaco”. Los turistas aprovechan para embarcarse en “Los Reginas” y dar un paseo marítimo en esta mañana tibia y gris de la bahía.



El Palacete del Embarcadero acoge la exposición: “ La Caisse des Remords”, la "Caja de los Remordimientos". Una serie de cuarenta y cinco grabados, aguafuertes, puntas secas y barnices blandos - según reza el folleto de presentación - que Picasso fue realizando a lo largo de su vida y de modo intermitente. La colección recoge grabados que van desde 1919 a 1955 se la ha comparado con un diario íntimo, pues refleja todas las etapas de su vida y los diversos estilos con los que experimentó. El hilo común que une todas las estampas no es más que la mano creadora de Picasso y su capricho.



Ya de vuelta , la Banda Municipal congrega a los amantes de la música en la Plaza Porticada. El verano de Santander no es el de las playas del Sur o del Levante. Tiene sello propio.

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