Sobre la isla del náufrago.

UN SECRETO DEL NÁUFRAGO

Algún día, quizá, si su veleidosa voluntad así lo dispusiere, contará este náufrago como arribó a esta isla. Dirá qué vientos o qué naufragio hasta ella lo trajeron. Dará cuenta de todas las beldades y bonanzas que en ella halló, las vicisitudes y acontecimientos que contribuyeron a devolverle la calma y el sosiego que su espíritu y su cuerpo reclamaban. Porque ambos, alma y cuerpo, se han beneficiado de la soledad, la paz, la lejanía, el particular sosiego y apacibilidad que en esta isla ha hallado.

Describirá pormenorizadamente de qué huéspedes importunos se ha liberado, porque bullangueros y mendaces no gustan de lugares donde no reina el ruido que ensordece las voces que hablan quedo. En esta isla tampoco encuentran acomodo la ambición, la avaricia, la hipocresía, el desdén, la intolerancia, propios de otros lugares habitados, donde estos desordenados seres se mueven y actúan a sus anchas.

Les hablará de sus parajes más queridos, de los pacíficos y silenciosos amigos que le acompañan, les mostrará la montaña de la ilusión adonde se sube para contemplar su isla. Quizá les mostrará los rincones en los que se recoge para hablar consigo mismo, los lugares que visita cuando le apetece solazarse. Al atardecer, les invitará a compartir con él los variados frutos y manjares que esta isla le proporciona.

Una única advertencia. Nunca dirán a nadie que conocieron esta isla. Hay gente que no harta con haber inundado de piedra ladrillo u hormigón los continentes, quieren cubrir con su sombra las pocas islas que han escapado a su codicia.

Comentarios

Entradas populares