La Soledad del Misterio

Está visto que nada hay tan intrigante como el misterio. Lo desconocido atrae, despierta curiosidad. Ese halo invisible que le rodea marca una distancia y hasta un respeto temeroso. Es como una barrera protectora que pone cerco a todo aquel o aquello que no quiere darse a conocer. Las religiones, el Poder, siempre han recurrido a esa distancia, reservada quizá a unos pocos ‘iniciados’. Es importante mantener al hombre alejado de lo misterioso, oculto, arcano, para que sea temido, respetado, hasta admirado.

En cuanto el misterio se quita su careta, su peluca, sus gafas de sol, como le ha ocurrido al recién apresado “ Solitario”, ha desaparecido todo ese halo de desconocimiento que le rodeada y le elevaba en cierta forma por encima de los mortales, aunque fuera por acciones violentas , incluso mortales.

Ha bastado conocer una parte de su vida, su domicilio, su carácter, su verdadero rostro para que el misterioso Solitario haya descendido al nivel de los vulgares atracadores. El toque definitivo lo ha marcado, más que su cara, sus palabras, entre retadoras y orgullosas: "Hola a todos, soy el 'El Solitario', ¡Salud españoles!". Quizá junto al dinero y la sangre lo que perseguía era un afán de protagonismo de su yo. Él mismo se sentía orgulloso del nombre que le había dado la prensa: “El Solitario”.

El misterio de su ‘soledad’ parece más hondo aún que la de sus ‘actuaciones’

Comentarios

Entradas populares