Nombrados y despedidos

A CARMEN CALVO, MINISTRA CESANTE

Tan entretenido andaba con Tony y Eva, que no me había enterado de que el señor Rodríguez ha cambiado de ministros. Bueno, cuatro, y a mí me ha cogido con estos pelos. En estas 'batallas', como en otras, siento una debilidad solidaria por los perdedores y miro con cierto recelo a los victoriosos, sobre todo si alguno de ellos empieza utilizando el botafumeiro. Pero dejemos a los escogidos en su nube y descendamos a las cunetas donde el dedo justiciero arroja a los que quedan al borde del camino.

De los tres cesantes, perdón, dos cesantas y un cesante, la que más ternura me inspira es doña Carmen Pixie Dixie. Nunca le agradeceremos bastante a la Cultura que haya resistido el paso de la egabrense sin haberse transformado en culturilla. Ni las noches con los “Cantos Rodados”, ni sus paseos por Barcelona con Woody y su clarinete han impedido que el dedo exterminador la haya expulsado del escenario zapateril. Se nos ha ido la Cultura con mayúsculas, la que manejaba el lenguaje con más donaire y más soltura: la que fue ‘cocinera antes que fraila’, la que ‘manejaba el dinero público, que no es de nadie’, la que ‘le gustaba madrugar y desde el baño, leía los periódicos, oía música y hablaba con alcaldes en bragas’.

¡Ay! se nos va la ministra que nos hacía sonreír, con la que aprendíamos que ‘el español está lleno de anglicanismos’, la que deseaba que la “UNESCO legislara para todos los planetas’, incluidas las editoriales. Se nos va la ministra más roquera, la que defendía que "un concierto de rock en español hace más por el castellano que el Instituto Cervantes". Y para más INRI y como venganza zapatera, se elige al propio Director del benemérito Instituto para hacer retroceder la expansión de nuestra lengua.

Se nos va la ministra que ‘sabía más latín que pelos tenía en la cabeza”
Se nos va con sus cuatro años de griego. (idioma)
Se nos va la Ministra sanferminera con ‘su uniforme’
Se nos va la Ministra rociera que descubrió el Mediterráneo en Huelva
Se nos va la Ministra defensora de las señoras “caballeras, quijotas y manchegas"

Nunca nuestra Cultura quedó tan huérfana. Allá do vayas Carmen, otra Carmen de España, te acompañará nuestra simpatía, nuestra ternura, por haber sabido caminar sin que enrojeciera tu rostro, ante las sonrisas malévolas, las suficiencias machistas, los bochornos de los que se proclamaban tus amigos. Serás entrañablemente inolvidable, querida Carmen.

¡Sic transit gloria mundi!

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