De Hércules y Cacos

CUANDO LOS BUEYES CAMINAN HACIA ATRÁS

Al ver el náufrago de esta isla que en realidad se está quitando sus pulgas criticando a todo dios, divino y humano, pensó que a lo mejor debería crear en su bitácora una sección, o un apodo bajo el nombre de “El Criticón”. Al pensar en ese nombre, no pudo por menos de pensar en aquel jesuita con bonete, con cara entre sufrido y lacerante, bastante feo por cierto, llamado Baltasar Gracián. Pero la fealdad no impide poseer un gran ingenio, la suficiente lucidez y la necesaria dosis de pesimismo y mala leche para mostrar a poderosos y vivientes de a pie, la realidad humana.

Quizá , o sin quizá, sea uno de los autores en lengua castellana de más ‘rabiosa’ actualidad – que diría cualquier plumilla imberbe – lo que le permitió adelantarse a escritores y filosofantes posteriores como La Rochefaucauld, La Bruyère, Fénélon, Corneille y Voltaire, entre los franceses o los alemanes Nietzsche, Shopenhauer o Goethe : “Mi escritor preferido es el filósofo Gracián. He leído todas sus obras. Su Criticón es para mi uno de los mejores libros del mundo", decía el escritor de Frankfurt sobre la obra del fraile aragonés.

Al leer alguna de sus “crisi” (capítulo) encontré reflexiones sobre el arte de engañar de los políticos que podría iluminar alguna de nuestras perplejidades actuales:

“...¿No habéis oído nunca nombrar el famoso Caco?* Pues éste lo es de la política: digo, un caos de la razón de estado. De este modo corren hoy los estadistas, al revés de los demás. Así proceden en sus cosas. Para desmentir toda atención ajena, para deslumbrar discursos, no querrían que por las huellas les rastreasen. Sus fines señalan a una parte y dan en otra. Publican uno y ejecutan otro. Para decir no dicen sí. Siempre al contrario, cifrando en las encontradas señales su vencimiento. Para éstos es menester un otro Hércules, que con la maña y la fuerza averigüen sus pisadas y castigue sus enredos. (CRISI VI)”

Es sabido, y si no se sabe se busca, que según la mitología griega Caco (del griego Κακος Kakos, ‘malo’ o ‘malvado) era un gigante mitad hombre, mitad sátiro, digamos ‘una buena pieza’. A Hércules, o Heracles, no se le ocurrió cosa mejor que llevar a sus rebaños de bueyes ganados en dura lid, a pastar a las orillas del Tíber, cerca de la cueva donde moraba Caco. Total, que al ver aquellos hermosos bóvidos, se encaprichó de cuatro parejas y cogiéndolos por el rabo se los llevó a su caverna, caminando hacia atrás para despistar al forzudo Hércules. La que se armó, no se la cuento porque haría esto muy largo. Con decirles que se cargó la cima de la montaña y se lió a golpes de porra contra el Caco hasta que le dejó inservible y le rebajaron de categoría.

Pues así actúan nuestros políticos hacen ver que van hacia delante y en realidad van en sentido contrario. Tratan de despistar al personal para que miren a otra parte mientras ellos van a lo suyo. “Dicen una cosa y ejecutan otra. Para decir no, dicen sí”, como dice el padre Baltasar. ¡Hércules, vennn!

Comentarios

Palabra ha dicho que…
¿Sabes? He llegado aqui, hoy(el mismo dia que se escribio esto, pero de otro año)preguntandole por "Hercules y cacos" al google. Al poner "hercules y cacos" solo salio tu blog. Y será casualidad, pero llego a un blog que tiene la misma plantilla que el mio! Y leo la entrada, que en realidad nada tenia que ver ( o casi), pero que contiene justo la parte del mito, resumida, que me hacia falta.
Y ademas descubro un blog interesante! q bien!

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