De biblias y otros dioses

  • Propinas y propagandas
Si nos atenemos etimología de las palabras, conoceremos su larga historia. La palabra ‘propina’ la usaron primero los griegos: προπίνω (pro-píno) formado de προ (pro=antes) y πίνω (píno=bebo). Más tarde la usaron los romanos que también era tierra de ‘pinare’= beber, o ‘empinar’ el codo. Los franceses que no se quedan atrás en el asunto lo llaman “pourboire”. Era una pequeña recompensa o compensación, que se daba al trabajador que prestaba un servicio para completar su escaso sueldo, o sea una manera ‘caritativa’ de acallar la mala conciencia. Si la palabra propina lleva en su entraña esta historia compensatoria, la palabra ‘propaganda’, también encierra la suya: “Acción o efecto de dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos o compradores”. O sea darse a conocer para ser recompensados.

  • Saturación de imágenes
No deja de ser esto una introducción para tratar de entender un hecho ‘propagandístico’ o publicitario que está llenando algunas páginas veraniegas. Es la historia de la publicidad o propaganda de un club de fútbol y de una incipiente empresa publicitaria que necesita abrirse paso en esta jungla del mundo de la imagen que rige el mundo, nuestras costumbres y mueve el dinero.

En un mundo saturado de imágenes, de reclamos publicitarios, los ‘creativos’ del ramo necesitan sorprender, chocar, ‘impactar’ o ‘épater’ si nos ponemos cursis. No valen ya las ‘bondades’ o cualidades del producto, están casi todas explotadas, se necesita simplemente retener por unos segundos la atención del ‘vidente’. En esta batalla uno de los caminos empleados es la ‘transgresión’, en ‘pasar(se) de la raya’, siguiendo con la etimología de trans-gredir.

  • Un ejemplo
Y aquí llegamos a la historia y a sus actores. Una agencia casi desconocida, de la que no haremos ‘propaganda’, y un club modesto, recién aupado al efímero podio del éxito. Ambos se necesitan. El club no puede hacer grandes dispendios, la empresa publicitaria precisa abrirse camino para hacerse su propia publicidad, quien sabe si ganando algún premio ‘chocante’. Llegan a un acuerdo: nosotros os haremos un buen precio, vosotros nos dejáis ‘libertad de expresión creativa’.

Me imagino que el gabinete de estudio publicitario – desconozco como funciona ese mundo y no me interesa demasiado conocerlo – se pone a la tarea de ‘impactar’. Para ese fin, cualquier medio es válido. Lo importante es que la gente hable, tampoco cuenta la finalidad del club: atraerse socios. Lo que importa es que ‘se hable de la empresa X y sus actores’. Es probable que los socios tampoco se enteren de que les están tratando, de imbéciles, de fanáticos sin remedio, de alienados. Todo vale, porque ni se darán cuenta.
  • Manos a la tarea
Piensan, discuten, ‘brainstormingean’: ¿Qué sería lo más transgresor, lo más pecaminoso, lo más prohibitivo, el mandamiento más importante...?

... ¿?

Se enciende una luz:¿Y por qué no damos un repaso a la Biblia de los que creen? Leen: “El primer mandamiento nos ordena amar a Dios sobre todas las cosas.” (Por cierto, que se equivocan de fecha, hace algún tiempo que eso no ocupa ya el primer puesto del ranking, pero no importa).

- Ya está, mostraremos hechos, personajes, seres ‘obedientes’, que ‘transgredarán’ ese mandamiento, y les haremos socios de este club:

"Escúchame bien, quién Te crees que eres para pensar que mataría a mi propio hijo sólo porque tú me lo pidieras. Cómo puedes creer que condenaría a mi alma a vagar durante 40 años por el desierto... Estás loco, loco, si piensas que arrancaría una costilla de mi propio pecho sólo por un capricho tuyo. Escúchame bien, por ti no... Antes está mi equipo".

Impactante ¿No?. Pero creo que los ‘creativos’ se han equivocado de época y hasta sin querer, han dado una breve lección, algo simple, pero ya se sabe que la cosa lo requiere, de Historia bíblica, asociada a hechos ocurridos muchísimos años después. No sé si sus ‘potenciales’ clientes saben quién era Adán, qué costilla le falta, quién era Abraham de qué hijo habla, de qué desiertos habla ese señor de las barbas... o quién era esa señora que quiere abandonar la hoguera. Extraña mezcla.

Los creativos no conocen bien cuáles son los verdaderos ‘dioses’ que imponen actualmente sus mandamientos. Deberían exigir a sus destinatarios otro tipo de sacrificios, para mostrar de verdad que ‘aman’ a su equipo. “ Amarás a tu equipo, mientras gane, mientras te permita creer que eres tú quien gana con ellos, que eres por unos momentos un pequeño ‘diosecillo’ y olvidarte, por unas horas, de que vales muy poco, casi nada.

No hay que extrañarse demasiado. Es el mundo en que vivimos, es lo que nos rodea. Y nosotros formamos parte, que nadie tire la primera piedra

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