A propósito de Juan Gelman

Ya que a veces el Náufrago de esta isla quiere creer que sabe algo de la vida, cuando en realidad es muy poco lo que conoce, es conveniente que deje también constancia de sus ignorancias que son apreciables.

Desde hace unos días los medios han sacado a la luz el nombre del hoy laureado Juan Gelman. El habitante de esta isla tiene la impresión de que antes de que los premios hicieran que su vida, su nombre y su obra llenaran páginas en los periódicos e imagino que también imágenes en las pantallas, muy pocos españoles debían de conocer al poeta y periodista argentino.

No es que el Náufrago tuviera noticia de él hace muchos años. La primera vez que vio su nombre fue en un poema de Mario Benedetti del que varias veces se ha servido:

¿Y si Dios fuera una mujer?
-Juan Gelman

¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin inmutarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.

Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce,
su pubis no de piedra,
sus pechos no de mármol,
sus labios no de yeso.

/... /
Mario Benedetti

Mucho tiempo después, llevado de la mano de Benedetti se acercó a la poesía del poeta bonaerense. Y aquí es donde el Náufrago debe dejar testimonio de sus limitaciones. Leía y leía sus poemas y no llegaba a bajar al hondo pozo de su dolor, de su pena, de la negrura de sus recuerdos. Le resultaba inasible.

Hoy, cuando las letras españolas celebran su galardonada epifanía, ha vuelto a releer algunos de sus poemas del “País que fue será” y ha sentido la misma impotencia de acompañar al poeta en sus dolores más íntimos. Pero no quiere terminar esta memoria sin dejar constancia de uno de sus poemas que le ha resultado más asequible:

NOBLEZAS

El poema es pálido y noble.
No cambia nada, no curva colinas, no
da una sola fruta roja, ni
hace el ruido de quien arranca
un pedazo de pan para dar
un pedazo de pan.
Se acuclilla en un rincón y
no se queja.
Vive en todo lo que se alza
al aire y de nacer.
Ni pide que lo visiten.
Le basta con lo que no sucedió.

Juan Gelman

Hoy, el Náufrago ha roto la rutina del poema y ha querido visitarlo para asomarse a ‘lo que no sucedió’.

Comentarios

C i n t i t a ✿ܓ ha dicho que…
Hola!de casualidad llegué aquí por Corcovado, quiet nights and quiet stars.
muy interesante tu blog, hasta pronto, saludos!!
Anónimo ha dicho que…
Gracias por venir desde tan lejos con tan buenos ánimos.

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