La Rosa de los vientos

DÍAS DE VIENTO SUR

Esta mañana, mi papá y yo salimos a dar un paseo como corresponde a los días de ‘fiesta’ en que él no acude a esos sitios donde suele ir los demás días. Entonces yo aprovecho para hacerme la interesante y con mis brincos, zalamerías y demás armas de perrita, consigo que me saque a un paseo, paseo. Y no esas cosas de otros días de mete y saca, sal y entra, que no dan pa ná. Cuatro olores, dos carreras, unos pises y san se acabó.

Así que, como decía, esta mañana tocaba ‘paseo’. Le dio por bajar por el centro de la ciudad y nos detuvimos un momento en el paseo de Pereda, frente a la bahía, cubuerta por un cielo imponente, con unas nubes muy solemnes que le daban un aspecto de decorado de ópera Wagneriana. Bueno, digo esto por fardar, porque en mi vida he asistido a una ópera y menos de ese Walkirio. Lo que quiero decir, ustedes me entienden, es que era un cielo que ‘imponía’.

Soplaba un ligero viento del sur, que rizaba levemente las aguas de la bahía.La temperatura resultaba agradable, si no fuera por el ligero viento que soplaba, no demasiado. Como él, mi papá, cámara en ristre, quería sacar unas fotos, me dejó a mí en el coche, porque dice que si salgo tiene que estar pendiente de mí. Y la verdad sea dicha, no soy una perrita urbanita, sino más bien campestre. Así que le dejé sacar sus ‘placas’ y esperé a que me tocara mi turno.

Hizo aún un par de paradas más, a medida que íbamos bordeando la costa, hasta que ¡por fin! llegamos a nuestra playa del Camello. El cielo seguía cejijunto y maravillosamente severo, pero la playa estaba limpísima porque un cacharro de ésos que la limpian, la estaba recomponiendo de las juergas de la noche venérea, venérea de Venus, o sea de viernes. (La verdad es que no sé por qué se me ha ocurrido esta chorrada) Lo que quería decir es que el señor del tractor había hecho unos dibujos muy monos con su ruedas y mi papá que es un cursi, tiró de máquina para recoger lo que él llama ‘texturas’, que simplemente eran las huellas del tractor y las de mis patas. Pero bueno, lo que importa es que yo me lo pasé pipa y además recibí la visita de un compañero.

Y allí estuvimos, jugando a que nos perseguíamos y luego nos mirábamos, nos olíamos, y volvíamos a dar vueltas como dos tontos. Precisemos, como un tonto y una tonta. Además el galán que no sé si me cortejaba o estaba haciendo el canelo, llevaba al cuello un pañuelo muy chulo que parecía recién venido de la Verbena de la Paloma.

Y así transcurrió la mañana. Aún seguimos bordeando la costa, compramos el pan y regresamos a casa. Y aquí estoy, esperando a que termine de 'presentar' sus fotos. A ver si se digna darme el paseo de la tarde.

Comentarios

fermin ha dicho que…
Bonitas fotos y un muy descriptivo texto. Ya casi había olvidado lo que el sur transforma a los cantabros.
Saludos.
Fermín
Anónimo ha dicho que…
Pues ya sabes, si quieres no olvidarlo, date una vuelta por aquí y verás que cuando vas en coche te llevas más sorpresas de las debidas, encuentras a gente algo más nerviosa, sientes algún dolor de cabeza más que otros días...

Y eso que uno no es 'cántabro' de nacimiento, sino de adopción, por haber pasado aquí la mitad de su vida.

¿Sopla por ahí la 'tramontana'? ¿o es más arriba?

Un saludo, Fermín
fermin ha dicho que…
No, por suerte. Dicen en Gerona, que es donde sopla este viento, que transforma a la gente en el mismo sentido que el sur en Cantabria.
Nosotros tenemos el "Mestral", que es un viento fuerte y sopla muchos días al año.
Saludos.

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