"Le jardin marin"

EL JARDÍN DE LAS ‘DENUNCIAS’

Hoy, en una de esas locuras que le dan de vez en cuando al Náufrago, se acercó a su playa, vio que el mar estaba tranquilo, y decidió, por su cuenta y riesgo, dar por comenzada la temporada de baños marinos. Miró el calendario que marcaba 23 de abril, ‘día del libro’, pero él debió confundir el título con el de ‘día del baño’. Parece ser que después de ver como respondían sus congojos al frío del agua, es probable que dé por aplazada su prematura inauguración de baños primaverales, a la espera de tiempos mejores.

Terminado que hubo, secose, vistiose y aprovechó para seguir el sendero que bordea la costa. Se detuvo un momento contemplando un cuadrilátero marcado por ramas y barras metálicas unidos por cuerdas y cintas de plástico.

- “Es un semillero”, dijo la voz de un hombre que se acercó a él y se apostó a su lado.

El ‘desconocido’ tenía la cara curtida por aires, soles y trabajos de muchos años. Sostenía un bastón en la mano. En la empuñadura una cabeza de perro de pasta que quiso ser marfil y se quedó en el camino. Con la punta del bastón iba señalando los serbales, las pequeñas encinas, las petunias, las glicinias, las margaritas y el rincón donde hubo rosales que manos ajenas arrancaron. Empezó a contar una larga, curiosa y accidentada historia.

Un buen día, ya jubilado, quiso crear un jardín en la franja de zarzales, y yerbajos que rodean ‘su’ playa, a la que ha venido desde pequeño. Poco a poco fue arrancando hierbas, zarzas y matojos y fue plantando cactus, petunias, tuyas, caléndulas, santoninas, hortensias…hasta ir ajardinando la franja de tierra que bordea el mar. Él, con la ayuda de otro amigo, se ocupan de plantar, regar, cuidar, poner letreros advirtiendo a los descuidados que “por favor no corten los rosales ni roben las plantas”.
La vida del jardín y el jardinero no ha sido vida de rosas. Hay gente que pisa sus semilleros, corta los rosales, se los lleva o tira las plantas al mar. Hay ‘ecologistas’ que hasta le han denunciado. Sí, como lo oyen . Señoras ‘importantes’ ha habido, esposas de médico de apellidos muy sonados en la ciudad, que riman con las lomas, que presentaron denuncia como delito ‘ecológico’ no dejar crecer hierbajos y zarzales. Visitas tuvo de agentes del Semprona ‘servicio que al parecer vela por la protección de la naturaleza’. Datos le fueron tomados para atender a la ‘denuncia’. Encuentros tuvo con la denunciante a quien vio arrancando sus plantas y tirándolas al mar y como prueba de ‘autoridad’ exhibía a gritos los apellidos del marido.

Nuestro jardinero no se arredró y siguió con su 'delito' de sembrar, cuidar, regar, su jardín de las denuncias. Y muchísimos de los paseantes que bordean la costa, y no son parientes de médicos de ‘lomas’ tan altas, se detienen un momento viendo este “Jardin marin” que como el Cementerio marino de Valéry se ha convertido en vigía florido del mar y recreo de visitantes y de su jardinero.


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