El 'cazador de instantes'

'PENSACIONES' DE ÚLTIMA HORA

El Náufrago es consciente de que utiliza su blog como un desahogo, como una forma de ex-presar (echar fuera lo que está 'preso') - ya sea en forma de textos, de imágenes, de comentarios sobre lo que otros escribieron- tan sólo una parte de las vivencias diarias. Le sirve de alivio, celebra que otros puedan leerlo y se lo digan o se callen. Ya se encargará él de imaginar que alguien desconocido lo está leyendo y lo acepta o lo rechaza, porque para eso somos semejantes o diferentes. Así alivia su soledad, la soledad que nos acompaña a todos.

Pero tampoco conviene saturar a los demás de las ‘pensaciones’ propias que a casi nadie realmente le interesan. Bastante tiene cada cual con atender a sus gustos, disgustos, alegrías, decepciones, sueños o desánimos. Y cuando siente que hay saturación, escucha voces distintas, relee los que otros con mejor tino y más clarividencia escribieron para él y para todo aquel que sienta interés por ver qué 'piezas' cobró un “Cazador de instantes”

  • La espuma de las olas
“Hablamos mucho pero decimos poco, miramos mucho pero vemos poco, oímos muchos pero escuchamos poco. Lo superfluo rodea el reino de lo auténtico como la espuma de las olas rodea la boca del remolino. Y sentimos pavor de ser engullidos”

  • Ego
Ya que no puedes anular al maldito ego, ten al menos, una relación elegante con él.

  • El derribo del templo
Un acto de valentía es derribar el templo que has erigido para adorarte.
  • La ignorancia
La abrumadora información a que se nos somete a cada instante embota el cerebro y adormece la sensibilidad. Deberíamos administrar sabiamente la ignorancia contra la tiranía de los informados.

  • Las convicciones
Las convicciones son emociones que el tiempo ha recubierto con capas concéntricas de palabras. Sin embargo, si con el bisturí de la evocación abrimos las sucesivas pieles verbales hasta llegar al núcleo, descubrimos que en el origen de toda convicción se halla la emoción.

  • La posesión
Una de las formas de posesión más destructoras es presumir el conocimiento absoluto del otro. “Te conozco como a mí mismo”. En el momento que pronuncia estas palabras, el amante miente con respecto a la capacidad de conocer, aniquila el misterio que hubiera debido preservar y dicta sentencia de muerte contra el amor que cree haber conseguido
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Rafael Argullol: " El cazador de instantes"

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