El libro que ha caído en mis manos: “Esperando el porvenir”

Hoy ha caído en mis manos, como un estupendo regalo, un libro de Carmen Martín Gaite: “Esperando el porvenir”. En realidad se trata de la recopilación de conferencias impartidas por la autora en 1994 con motivo de la celebración del XXV aniversario de la muerte de Ignacio Aldecoa. La escritora salmantina aprovechaba para revivir las experiencias de todos aquella generación llamada “del medio siglo” o “los niños de la guerra”. Nombres como los de Carmen Martín Gaite, Rafael Sánchez Ferlosio, Alfonso Sastre, Jesús Fernández Santos e Ignacio Aldecoa, José María de Quinto , Josefina Rodríguez, Mayra O’Wisedo o Agustín García Calvo. Era gente nacida en los años veintitantos, procedentes de distintos rincones de España, de sensibilidades distintas pero que tenían ideas y aficiones coincidentes. Diferentes azares los reunirían hacia mediados de los cuarenta en aulas , en cafés o en tertulias literarias en Madrid y allí participarían en distintos proyectos literarios, culturales, educativos y de manifestaciones políticas sorteando como podía la estricta censura del Régimen.

Ignacio y Carmen, Carmiña, como la llama cariñosamente Josefina Aldecoa en el prólogo que escribe en el libro de su amiga dedicado a su marido, se conocieron en Salamanca donde ambos hacían sus dos años de ‘Comunes’ en la facultad de Filosofía y Letras. No he leído aún el libro, tan sólo lo he h/ojeado. Está lleno de fotos del propio álbum particular de la escritora, con anotaciones de su propia mano que describen con desenfado el momento, el lugar y la ocasión de la foto. Todas ellas me han retrotraído también a ese mismo Palacio de Anaya donde años más tarde yo también iniciaría una carrera semejante con personajes curiosos que entonces venían de distintas regiones: vascos, asturianos, leoneses, santanderinos, extremeños. Muchos de ellos aprovechaban sus primeros años de “libertad”, lejos de la vigilancia paterna, repartiendo los dineros que recibían entre medio pagar a la patrona de la pensión, frecuentar bares y otros sitios algo distintos , con dificultades muchas veces no de llegar a fin de mes, sino a mediados.

No todos frecuentaban con asiduidad las clases. Como comenta Carmen en una de las fotos del Aldecoa despeinado, primer bigote rebelde, bufanda anudada descuidadamente al cuello, abrigo oscuro con fondo gris, la vida estudiantil de aquel otro Ignacio que había salido de Vitoria para estudiar Letras en Salamanca.

Debajo de la foto este significativo comentario:

- “Cómo viene usted a las once, si aquí empezamos a las nueve?
- “ ¿ Y cómo quiere usted que llegue a las nueve, si yo me despierto a las diez?

Éste es el libro y éstas las fotos que han despertado en mí el apetito de leerme este libro, intuyo que de un tirón, si otros afanes que surjan no lo impiden
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Foto: Ignacio Aldecoa. Parque de la Florida (Vitoria)

Comentarios

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