Auto-stop

Pongamos que fue ayer al volver del baño. Es cierto que el camping cercano a la playa queda algo lejos del centro de la ciudad y los autobuses pasan cuando pasan, es decir, no sé cada cuánto. Cerca de una parada, un joven de unos veintitantos años hace un gesto con el índice de su mano. Ese dedo moviéndose en el aire, sin demasiada fe en que sería un signo reconocido, me retrotrajo a muchos años ya pasados. Pero casi un instinto reflejo hizo que detuviera el coche casi inconscientemente. Tampoco daban fe a lo que veían ninguno de los tres jóvenes que estaban en la parada del autobús.

- “ Me había olvidado de ese gesto”, dije a los tres jóvenes mientras se instalaban en el coche todavía incrédulos, como yo, que ese viejo signo hubiera surtido los efectos de antaño. Es una prueba más de lo desconfiados que los acontecimientos nos han hecho . Apenas ves ya jóvenes al borde las carreteras encomendándose a la benevolencia de los conductores esperando que éstos se paren, temen cualquier suceso desagradable. Cada vez más nos miramos mutuamente con recelo.

La verdad es que casi lo hice inconscientemente, apenas tuve tiempo de pensarlo, pero no me arrepiento. Los tres jóvenes, dos italianos, ‘erasmus’ en Valencia, y un joven alemán acababan de llegar a Santander , no conocían la ciudad y se habían instalado en el camping cercano. El joven que con acento transalpino me daba a conocer en correcto castellano sus experiencias y proyectos, comentaba las cosas que les habían chocado, preguntaba por los sitios visitables de la ciudad ,hablaba de los estudios que hacían Historia, él, Ingeniaría Técnica su colega e Informática el teutón... Así, en animada conversación transcurrió el trayecto hasta que llegamos al centro que era su destino. Antes de bajar, mi ‘interlocutor’ me invitó a tomar un café o cualquier cosa con ellos. Decliné amablemente la invitación diciéndole que era mi hora de comer, pero que de todos modos había sido una grata experiencia.

Durante la breve ‘carrera’, tuvimos tiempo de hablar los sitios que podían visitar, comentar , extrañados como estaban de ver algunas banderas españolas, pocas la verdad, en alguno de los balcones , preguntaba si Santander era una ciudad ‘nacionalista’. Les expliqué como pude el carácter de la ciudad y el motivo por el que podían ver esos símbolos: él, aunque fuera estudiante de Historia, no sabía que algunos nostálgicos de esa fecha querían mantenerla en el recuerdo. Su compañero , más práctico, preguntó por el Barrio pesquero, les indiqué que más un lugar para visitar y ver , era un buen sitio para comer, una paella, una mariscada, unas almejas a la marinera, una lubina a la plancha, aunque no les dije nada de los precios...

Pensé en mis tiempos de auto-stop, bastante lejanos, recordé que a veces te llevas la impresión de un país por un gesto que alguien tuvo contigo cuando eras visitante extranjero: aquella pareja mayor que desanduvo su camino para indicarte una dirección en Londres, aquel ‘guía’ que se ofreció a ayudarte en Kairouan (Túnez) y que al final reclamaba enfadado 10 dinares. El mismo que te dejó en la casa de un vendedor de alfombras, eso sí ‘ignifugas’, pero que , incauto, te hizo pagar un precio que más tarde verías que era excesivo. Eso sí, la venta se celebró en una hermosa terraza desde donde se veía toda la ciudad, con toma de té incluida. A veces uno recibe la imagen de la gente de un pueblo por un simple gesto de éstos. Quizá sea algo injusto generalizar luego sobre el país entero, pero puede resultar muy revelador. Por supuesto, mi intención, al recogerlos en un impulso inconsciente, no era la de dar imagen ninguna de esta tierra y su gente, pero a veces se agradece cuando uno esta fuera de su país no sentirse tan extraño, tan extranjero.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Amigo,cada dia me das mas envidia,sieno yo de tierra adentro,vivi varios años en la costa levantina para pasar luego a la Atlantica,el mar me dejo tanto huella que lo echo de menos cada dia,que suerte tener el mar al lado y poderte bañar todos los dias en el,pasear o sacar a Douce para que corra o que ella te saque a ti.laura
Anónimo ha dicho que…
ah y lo de los autostopistas pense que ya nadie lo hacia,eso de levantar el dedo,en la zona de Levante eso se hacia mucho hasta aquel fatidico dia del llamado caso de las niñas de Alcaser.laura

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