Antón, Antón pirulero; cada cual que atienda a su juego

Pues sí, cada día me gusta más la gente que va a su bola,tratando de no molestar a los demás ciudadanos. En estos días de verano en que el personal huye como alma que lleva el diablo de la rutina laboral, para apuntarse al rebaño de los que toman el sol y las gambas, ambas cosas a la plancha, observo y admiro a la gente que se dice: "y cómo me la maravillaría yo..."

Los vengo observando desde hace algunos días. Se trata de un grupo de gente que dedica su tiempo de ocio a expresarse gráficamente o a ensayar ritmos y bailes en una parte del parque que se encuentra cerca de la cala ddonde yo me doy un chapuzón. Mientras cuatro dibujan movimientos sobre el césped, baten palmas o se sientan para marcar el ritmo con sus bongos, otros tres se dedican a llenar de figuras y colores los paneles que han adosado a un cercado.

Estallan en risas cuando alguien pierde el ritmo o se abrazan cuando logran el compás deseado. Nada resulta rutinario, todo parece agradablemente fresco.



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