Molinucos

Pues verán, les cuento. Salí a la calle a comprar prensa con mi inseparable Douce - ya no sé quien se necesita más- y noté que el verano se nos había infiltrado. Miré el indicador digital de la farmacia para cerciorarme de que la cálida sensación no obedecía a calenturas personales y ví que el termómetro marcaba exactamente 23º.

No necesité pensármelo dos veces, cogí mi mochila con los aperos de baño y me dirigí a mi rincón favorito: "Los Molinucos". Se trata de una cala,un arenal que sólo existe como playa a partir de estas fechas, cuando las mareas lo permiten.Abrigado por el Cabo Menor ofrece una extraordinaria vista del Sardinero, de la isla de Mouro que se yergue enfrente y a su derecha se divisa la península de la Magdalena. Allá al fondo , Somo y Pedreña y detrás se alza severa la silueta de Peña Cabarga.

Esa visión tenía esta mañana, en mi primer baño de la temporada. Al principio me adentré despacio probando la temperatura del agua. Contemplaba las olas que llegaban hasta mí como pequeños caballos saltando para desahacerse luego en espuma que envolvían y acariciaban mis pies.Me sentía parte de la Naturaleza que desde millones de años sigue fiel a sus ritos y pensaba que éramos un punto de llegada de ese lento vaivén de las olas que construyeron con su ir y venir lo que ahora somos.

Abandoné los pensamientos evolutivos y poco a poco, seguí avanzando con bastante precaución porque el calentador aún no funcionaba y las aguas venían frías, pero la tentación de su abrazo era demasiado obstinada. Poco a poco el agua llegaba hasta la cintura y alguna ola más atrevida subía más alto. Ya no resistí más y a pesar de mis congojos me sumergí , me dejé abrazar por aquellos brazos fríos pero estimulantes y así di mi primer tímido baño.

Volveré a esta playa, que es ya un poco mía. Conozco sus fondos, conozco sus rocas, sus peces, cada vez más escasos, conozco a sus gentes, los perros y los niños que cada año son menos infantes, conozco al jardinero que en las faldas riega su "botánico". Es mi rincón preferido de los veranos.