Una voz en la tarde: Elsa López

Algunas veces las voces vienen a tu encuentro. Voces nunca oídas, pero enseguida reconoces que tienen un sonido propio, cálido, que no hablan por hablar, sino que dicen cosas, que dicen vida y quedas prendado un poco de lo que transmiten. Eso me ha ocurrido esta tarde, en un tiempo de descanso, cuando trataba de aliar la lectura de la prensa y escuchar la radio. Difícil compaginación cuando la palabra oída tiene más fuerza que la letra escrita, por muy bien escrita que esté. Así que me puse a escuchar a Elsa. No sabía de qué Elsa se trataba, hasta que al hilo de la charla fueron añadiéndole el apellido, su , hasta ahora, cargo: Directora de la " Fundación Antonio Gala".Y seguí oyendo a Elsa y escuché una pequeña semblanza en la voz joven de una de sus alumnas de la Fundación que trazó un breve pero muy ajustado retrato.

Y llegaron las noticias de las cuatro, y quedaron resonando en el aire sus palabras y sentí curiosidad por saber algo más de aquella voz, ponerle un rostro, ubicarla en el mapa, tomar unos apuntes de su biografía para ponerle al menos unas fechas, algunos datos que me permitieran poner algo de 'cuerpo' a aquella voz. Y ya lo tengo. No todos los datos me interesan, pero me he quedado con los principales y me he quedado con su voz de poeta. He leído alguno de sus poemas, y he escogido éste, aunque la elección pudiera haber sido muy bien otra. Pero esta muestra basta, creo yo para ver cómo suena su voz del alma.


Perdona si algún día invado tu presencia
y quedo clausurada sobre tus dos rodillas.
Perdona si declaro tu destierro de aljibe,
si me bebo la luna que duerme en tus ojeras,
si entretengo tus horas de soñador furtivo
y me pongo pesada al contarte mis cuentos.
Perdona si soy alta, mimosa, insumergible.
Si me duelen las cosas que dices a diario,
si no te miro a veces cuando vas a buscarme
o mis ojos se cuelan por tus vértices negros.
Perdona si comparto contigo mis asombros
y habitamos felices en un mismo planeta
del cual sólo se saben tus pasos y los míos.
Perdona si algún día persigo tus cometas
por el sol y las tapias de recoletos sur.
Perdona si estoy triste
y me atrevo a pedirte las señas de tu cuerpo
precisamente hoy,
unas horas más tarde de acabar el invierno.

De: "Al final del agua"1993 Elsa López

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