Alucinaciones abstractas

Ayer acudí a un acto que tenía lugar en el Museo de Bellas Artes de Santander y que respondía al título de "Alucinaciones", palabra cuyo sentido me cuesta cada vez más identificar, porque no sé si quien la emplea se refiere a: ofuscación , engaño, o la utiliza en el sentido de sorprender,asombrar, por no hacer ya referencia a la polivalencia con que los jóvenes de hoy 'alucinan'.

El caso es que estas 'Alucinaciones' pertenecen a un ciclo que el Museo ha creado con objeto de que 'expertos' o críticos de arte comenten un cuadro y enseñen en cierto modo a 'mirarlo'. Si acudí a la cita de ayer era por un doble motivo, en primer lugar porque uno de los comentaristas era un amigo, cuyas opiniones respeto aunque no siempre coincidamos, la segunda porque me gustaría tener más sensibilidad pictórica y eso es 'cultura' quiere decir , que necesita cultivo.

Los cuadros objeto de 'visión alucinada' pertenecían dos pintores cántabros: 'Estaba sobre la hierba', de Esteban de la Foz y "La Gitana", de María Blanchard. El comentarista del primero , cuyo nombre omito porque su exposición me pareció penosa en fondo y forma, no logró que yo consiguiera 'entender', mejor, sentir el cuadro. Quizá mi condición daltónica me impida asimilar toda la significación cromática, sin embargo hay cuadros abstractos que sí me dicen algo, me producen equilibrio, confusión, sorpresa... me sugieren a veces lo indecible. Yo no quería 'ver' ni la hierba, ni las nubes , ni los pájaros de los que hablaba y las explicaciones hacían sentirme aún más torpe hasta salir de allí sin VER/SENTIR el cuadro.

El 'comentario' de mi compañero y amigo si me 'dijo' y me hizo 'sentir' más cosas porque en realidad no habló del cuadro que yo estaba viendo , una Gitana sentada en actitud tranquila con sus dos manos posadas sobre la falda que cubría sus piernas. Fernando Llorente, que así se llama el 'alucinante' no habló y sí hablo del cuadro, de la Gitana, de María ...y de él: del sueño, la alucinación, que había tenido o sentido con la evocación de este cuadro. La 'Gitana' desvelaba a María, María se descubría a través de la Gitana y Fernando descubría a ambas , mientras penetraba en sí mismo, buscador incansable de la Belleza.

Así salí de allí, entre satisfecho y decepcionado y al coger el autobús de vuelta a casa me encontré con otra 'belleza' de esponteidad y de ternura con quien mantuve una entrañable charla sin conocernos de nada. Era una joven con síndrome de down que me hablaba nerviosa y espontánea de "llegar tarde a casa por culpa de estos autobuses que se paran en todas partes". Ese cuadro lo 'sentía' perfectamente.