Tres sonetos de amor (y odio) y una canción casi inútilmente esperada.

En estos días de la eterna revisión de quiénes somos, cómo queremos vivir, cuántos queremos ser, en que todos parecen querer barrer para su casa, se me ocurren estas perplejas reflexiones. Da la impresión, sin rancios patriotismos y ojalá me equivoque, que esto que se convino en llamar España, no a todos les conviene , ni les agrada. Parece que este solar con sus bienes y sus males está en almoneda, lo digo no por afán de imponer nada a los que no se sienten a gusto, pero sí lo expreso con algo de tristeza, al ver tanta mentira, tanta candidez, tanta estupidez, tanto dar vueltas a las cosas, tanto tergiversar los hechos, tanta cortedad de miras. Todo el mundo parece tener prisa en llevarse muebles y enseres para su casa.

Por eso me he puesto a leer viejos poemas que me resultan nuevos. Algunos es como si fueran escritos hoy a pesar de tener casi cuatrocientos años. Será que 'mi báculo también se va haciendo cada vez más corvo y menos fuerte' y yo cada vez más descreído, aunque trate de conservar el escepticismo lúcido que nos permite convivir con la estulticia, los ardides, la ingenuidad y la malicia.

"¡Ay, el tiempo! ya todo se comprende", escribió Gil de Biedma, y yo añado: "... pero no se entiende nada"

SONETO DE ODIO Y AMOR A ESPAÑA, I

Te recuerdo cruel y misteriosa
me alboroto pensando en tus mamones
la más guapa de todas las naciones
eres bella y con ojos de viciosa.

Al pegarme te vuelves más hermosa
con tus azotes y tus mojicones,
rompiéndome la crisma a bofetones
mi niñez la forjaste dolorosa.

Si en tus labios acerté con tanto tino
en tus cejas mi pubis se alojaba.
En el sur de tu piel me desatino

distribuyes tus besos con la lava,
representas belleza en batería
¡ay que patria tan causa de manía!



SONETO DE ODIO Y AMOR A ESPAÑA, II

Cabeza de mujer y pies de arcilla
soñadora encerrada en caracola
madre de utopías; banderola
derrumbada y cruel en mi boardilla.

Cual menina de carne en una silla
abandonada a su suerte de amapola
a mi tierra le digo sin pistola
"orgulloso me siento de mi orilla".

Coso digno de envidias para algunos
o de olvido, o de odio, o de deseo
reposado en su horror tan aceituno

le levanto la historia y le entreveo.
Tras decenios de fuga y pesadilla
hoy, España, te beso en la mejilla.

Fernando Arrabal

MIRÉ LOS MUROS

Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía.

Salíme al campo: vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados
que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa: vi que amancillada
de anciana habitación era despojos,
mi báculo más corvo y menos fuerte.

Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.

Francisco de Quevedo

Comentarios

Douce ha dicho que…
También a mi me gustaría ver a este peculiar personaje, siempre que no me diera el cante.

Conviene que haya gente así tan peculiar, tan 'sui géneris'.

Gracias por la visita. Echaré un vistazo a tu blog para ver cuán cortante es el filo de la naveja.

Entradas populares