De conventos, tabacos y otros eventos

A este paso voy a tenerme que dedicar a Cronista de la ciudad, pero que no cunda el pánico que no se producirá tal evento. Lo decía tan sólo porque al leer el periódico local, vicio matutino del que no me privo no sé por qué razones, me he encontrado con dos noticias relacionadas con mi último viaje nostágico por la ciudad y sus viejas calles.

Parece ser que el Gobierno regional, que Dios guarde o descabalgue cuando le plazca, ha decidido recuperar el espacio que otrora ocupara el Convento de la Clarisas de la Santa Cruz y demás hierbas, edifició que fue construído a mediados del siglo XVII, y del que las pobres monjas fueron desalojadas en 1835 para ubicar en él y sus dependencias a la muy noble y leal Fabrica Nacional de Tabacos (vulgo Tabacalera). Ahora que los tabaqueros están que echan humo y han emigrado a los extraradios el Gobierno Regional piensa rehabilitar el antiguo convento que las monjas franciscanas o clarisas coletinas tuvieron que abandonar por problemas económicos. Sus 13.000 metros cuadrados serán ocupados, Dios nos coja confesados, además de la rehabilitación del convento, por parkings, 'viarios', dependencias judiciales y zonas verdes. Esperemos que con la recuperación del antiguo convento podrán visitarlos los que hasta ahora no lo conocen ya que hasta ahora era necesario solicitar la debida autorización a S.A. Tabacalera .

La otra noticia de la que quería hablarles es la reseña literaria que el crítico del Diario Montañés, Catedrático de Literatura y Director del instituto en que hago que trabajo, ha dedicado al libro "Gentes de Sotileza" que he venido comentando, por supuesto con menos autoridad que el experto en la materia. Por eso, si sin cobrar nada por ello, les remito a la crítica de Jose Manuel Cabrales titulada: "Vida y Literatura". Y no es que sea de la Cofradía del santo Cristo del Halago, que podría, pero se me da fatal.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
¡Qué denso, por dios!
No consigo entender qué quiere decir "mesié Cabrales" con el término de metaliteratura, lo cual es normal, porque nunca he entendido su significado.
Me quedo con tus paseos y tus comentarios, mucho más sencillos y expresivos, que animan no solo a leer el libro, sino a patear esas calles santanderinas.
ML

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