Oggvuagg Zizou!

Confieso que soy poco futbolero y cada vez menos, al ver todo lo que gira en torno a este planeta redondo del balón. No me gustan los directivos que van a sus negocios y a sus patrioterismos, no aguanto a una parte de sus aficionados fanáticos, agresivos y salvajes, no siento simpatía por muchos futbolistas endiosados que se creen que valen lo que cotizan en el mercado y que personalmente no son nada sin un balón entre las piernas. Aborrezco los espectáculos montados para atontar a la gente y todos los que contribuyen con sus “¡¡¡golllll goollll gooollll!!!” a embrutecer al personal. Ya ven, rarito que es el pavo éste.

Pero hoy he sentido pena porque hay un hombre del planeta balompédico que a mí me caía bien y que ayer anunció que dejaba este circo y se volvía a su casa dejando tras de sí, en mi opinión que es muy peculiar, una estela de sencillez, de modestia incluso, de inteligencia humana y futbolística, de un artista en su oficio. Verle jugar era como asistir a un espectáculo de ballet sobre el césped, era estar pendiente de sus giros, de su quiebros, de su visión de los que le rodeaban, de utilizar el latigazo de su pierna con una fe inquebrantable. Ver jugar a Zizou era un auténtico placer para la vista, con sus ágiles movimientos de gacela y la fuerza de un león.

Pero además de un genial jugador se nos va un hombre sencillo, tímido, callado, que nunca ha olvidado sus humildes orígenes del barrio de La Castellane de Marsella o los de su padres, emigrantes desde la Kabila argelina. Siempre ha sabido de dónde procedía, nunca sus fichajes multimillonarios le han endiosado. Da gracias al balón que le sacó de la pobreza pero aún mantiene su cabeza “despejada”.

Ahora dice que se va y lo dice en su idioma con una sencillez y una claridad que revela que tiene la misma visión de la vida que de un terreno de juego: "Je me suis dit que je ne pouvais pas repartir un an. Cela fait deux ans maintenant que les résultats ne sont pas là (...). Je n'avais pas envie de repartir une troisième année en sachant que je ne pourrai pas faire mieux que ce que j'ai pu faire jusqu'à maintenant”

Enhorabuena, Zizou. Disfruta de la vida y de tu familia. Probablemente vuelvas a soñar con campos verdes por donde moverte como un bailarín, haciendo filigranas con el balón , dejando a jugadores y aficionados maravillados con aquellos regates imposibles, con aquellos pases milimetrados, con aquellos tiros certeros que trazaban la línea exacta en el aire.

Merci, Zinedine!

Comentarios

Enrique Gallud Jardiel ha dicho que…
Así como admiro la capacidad de retirarse a tiempo y con elegancia hay cosas que, sin embargo, no concibo: por ejemplo, dejar de hacer algo que te gusta; o haberte dedicado a algo que no te gustaba y que, por lo tanto, puedes dejar sin pena.
Si los Zidanes se convierten en entrenadores, pase. Si se hacen empresarios o se dedican sólo a la piscina, entonces les ha faltado pasión por su actividad y yo les pierdo el respeto. Ya veremos.
Douce ha dicho que…
Pues no sé qué hará el bueno de Zidane, pero ésta es una "profesión" (?) que a veces es una 'necesidad' para escapar de la miseria y aunque disfrutes jugando, te ves mal en el ingrato oficio de entrenador. Las dos cosas tienen que ver con las pelotas, pero de forma diferente a mi entender.

Por lo demás estoy de acuerdo contigo que aquel que deja la profesión que ha elegido sin añoranza, no la amaba de verdad.

Y conozco a bastantes a mi alrededor que están esperando la hora de irse a casa. Afortunadamente, a pesar de las "logses","loces","loes" u otras locuras, aún me quedan ganas de seguir aprendiendo, enseñando.

Entradas populares