Si amanece y ves...

Cada amanecer , apenas abiertos los ojos, puede sorprenderte con todas esas pequeñas cosas que te depara cada día. A veces, si no vemos, es porque estamos demasiado encerrados en nosotros mismos. Pero a nada que nos fijemos veremos:

- Que un bulto blanco enroscado sobre sí mismo se ha acomodado en una esquina de tu cama sin tu notarlo y al percibir el primer movimiento , sin romper su compostura, mueve su rabo como saludándote, diciendo que ha observado que ya estás medio despierto...

- Poco a poco vas siendo más persona y abres la ventana y te da la bienvenida un nuevo día, fresco aún, pero que se anuncia soleado, en la temperatura justa para disfrutar de estas estribaciones del verano.

- Alguien madrugador ha traído el periódico , lo ojeas curioso, pasas de largo por las felicitaciones y auto bombos que se dedican a sí mismos los que dan por terminadas las 'Universidades veraniegas' y con un mínimo de autocrítica afirman: " Aunque con matizaciones y reparos, se puede decir que se cumplieron los objetivos". Lo que no precisan es cuáles eran los objetivos.

- Como siempre aparece la noticia 'curiosa', algo inquietante, pero que felizmente no ha producido más que la sorpresa. Un policía nacional que entró con su montura en una playa de no muy grandes dimensiones donde varios centenares de personas apuraban los últimos soles veraniegos. El jinete se paseó con su cabalgadura entre los atónitos ocupantes de la playa, se internó en el agua a pesar de que los socorristas le requirieron que las condiciones del mar no estaban para galopes y que si había leído a Alberti no era la hora de "galopar hasta enterrarlos/nos en el mar". Al final, el compañero de patrulla que había permanecido lejos le conminó a que saliera.

Parte de la autoridad: " El agente, al menos ayer, no estaba capacitado para ejercer su trabajo". Obviedad que los 300 bañistas , incluido el caballo, habían podido ver y padecer.

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