Eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa...

¿DÓNDE ESTÁN LAS LLAVES... MATARILE, RILE, RILE...?

La frase del título de esta entrada no es mía, pero me viene bien para lo que voy a contarles , así que la utilizo. No sé si se habrán dado cuenta, tampoco es que sea muy importante que lo sepan, que yo tengo muchos amigos.A cada cual más curioso, pero es que ellos y yo, somos así, Señora (bueno, esta frase modificada,tampoco es mía). Después de tanto plagio o préstamo lingüístico pasamos al ‘evento’ del día.

Esta historia me la ha contado don Zoquete que es un vecino mío, que vive en el 4º. El hombre, a veces, tiene la cabeza a pájaros y además empieza a perder su nivel auditivo. Pero a lo que íbamos, o iba. Me lo encontré en el portal de casa , él venía de la playa y yo regresaba de la compra y sentía ganas de comer, pero como le vi muy interesado en contarme su historia le escuché pacientemente.

Me contó que esta mañana como tiene costumbre siempre que puede, fue a darse un baño y regresar a casa. Parece ser que hoy, después de haber cumplido su rito bañista cuando llegó a su coche no encontraba la llave. Buscaba en todos sus bolsillos , en su mochila y nada. De pronto se dio cuenta que sujeto al parabrisas derecho había un papel. Al principio pensó que podía ser una multa, pero al cogerlo se percató de que era una hojita arrancada a una agenda de la parte que tienen reservada a direcciones y número de teléfonos. Me enseñó la hojita , que aún guardaba, donde con letra un poco temblorosa, pero sin ninguna falta de ortografía, se leía este texto:

Me he encontrado una llave de CITROEN que ha accionado este coche. Estamos en la playa de... (no pongo el nombre para no dar pistas a posibles ladrones de coche) Nos encontramos sentados en dos sillas.” Por la caligrafía un poco torpe y las dos sillas ,mi amigo don Zoquete, que a pesar de ser eso, a veces le gusta dárselas de listo, iamginó que se trataría de personas mayores.

Bajó apresuradamente a la playa , más tranquilo ya, en busca de las dos sillas, o por mejor decir de los ocupantes de las mismas. En principio , me dijo, vio sólo a una señora, como había imaginado, mayor y al tiempo apareció el marido que empezó a sospechar que mi amigo era el zoquete que había perdido sus llaves. No fieron necesarias muchas verificaciones , porque como dijo el señor, mi amigo no tenía pinta de impostor, suplantador o aprovechado.

Después de las verificaciones, empezaron a contarse cómo había ocurrido el evento visto desde una y otra parte, pero al ver que mi vecino se enrollaba , recreándose en el relato de su aventura le corté pretextando que me esperaban para comer, y quedamos que en cualquier momento terminaría de contarme “El importante evento que le aconteció a Don Zoquete, cuando volvía de la playa”.

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