Pre-adiós a una playuca

Esta mañana he bajado de nuevo a la que he llamado ‘mi’ playa, o mi playuca, como dicen por estas tierras, porque esta cala que se forma en esta zona llamada Mataleñas, no llega –afortunadamente – a la categoría de playa. Es un rincón que en invierno desaparece y se convierte en un descarnado montón de rocas.

Esta cala nos ha servido a Douce y a mí, aunque ella no haya podido venir todos los días, de refugio estival, tranquilo, sin apenas clientes , lo que le añade una acogida especial, tan sólo turbada muy poco por los paseantes que frecuentan el camino que ciñe esta costa, rodeando el campo de golf, hasta el faro.

Douce ha podido correr, hacer hoyos, revolcarse a placer ,probar tímidamente el agua y luego descansar pacientemente hasta la hora del regreso. Su amo ha tenido tiempo de leer, de observar, de pensar, de zambullirse y contemplar un fondo rocoso que cada vez da menos cobijo a los escasos peces que se acercan. Ha podido ver barcos de recreo , varados cerca de la playa, o goletas ‘infinitas’ que pasean a turistas. Observar el desembarco de muchachas y muchachos con sus planchas de surf, grupos de jóvenes ensayando ritmos extraños o manadas de niños que con su monitores y monitoras hacían una escapada al mar desde su colonia de verano. Ha sido un lugar de reposo y de sencillo descanso y de encuentro con personajes interesantes.

Ahora, que a medida que vaya avanzando septiembre, y las visitas se vayan poco a poco espaciando quiero dejar constancia de este recuerdo, de este agradecimiento a un rincón del mar que me ha dado calor y calma este verano. Es un lugar que he hecho ya un poco mío, tan mío y cada vez crece más mi deseo que sea en estas aguas ‘esparcido’.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
La llegada del fin de las vacaciones deja mucha tristeza,esa playa que ha servido de refugio para muchos para otros de esparcimiento y para Douce de correrias infinitas ,desaparecera,que triste.
Douce ha dicho que…
Douce y yo sólo nos vamos a acordar de lo bueno, de lo que hemos disfrutado. sabemos que si el tiempo no nos troncha volverá a estar ahí el próximo verano.

Ella seguirá siendo la misma, nosotros seguramente habremos cambiado en algo. Esperamos que el cambio sea para aprender a quererla más. Y sobre todo, mejor.

Sabemos que es una despedida provisional y que eso hará que el reencuentro sea más deseado.

Entradas populares