BalanceParty

Image hosting by PhotobucketAcabo de terminar uno de mis últimos cursos de esos que podemos llamar de 'Formación y Perfeccionamiento'. Una de las ventajas que tiene ser profesor, si de verdad 'pro-fe-sas', es decir tienes ¡fe!, y el suficiente entusiasmo en lo que haces, es que nunca acabas de aprender. Puedes pasarte toda la vida 'aprendiendo', actualizando saberes y práctica, teniendo curiosidad por todo aquello útil que puedes llevar al aula. En una vieja carpeta guardo más de un centenar, creo que no exagero demasiado, de cursos que he recibido o impartido. Cursos, realizados muchas veces en vacaciones o en períodos no lectivos. En algunos te aburres un poco o aburres a los que te escuchan, pero de todos se puede sacar algo aprovechable. Por lo menos darte cuenta de lo que no se debe hacer. Aprendes cuando impartes un curso y aún más cuando lo recibes.

Durante estos dos días donde nos han saturado de información sobre las posibilidades que ofrecen las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC),he aprendido algunas cosas, otras, por sabidas, me han aburrido un poco. Ha habido actividades que me han parecido muy interesantes pero sobre todo, este curso, me ha servido para tener una visión más cabal de en qué situación se encuentra nuestra Escuela frente a este reto, que ya no es 'nuevo', porque llevamos ya casi quince años tratando de implantarlo, de integrar las TIC en las tareas de enseñanza, en una proporción conveniente y de la manera adecuada.

Lo que hemos podido ver, desde el punto técnico es de lo más avanzado. Una pizarra digital que es capaz de servir para centenares de cosas desde escribir, dibujar y borrar con un lápiz como si fuera una tiza, pero con un abanico de software muy amplio, posibilidad de interactuar, conectar con la Red, elaborar unidades didácticas, aprovechar miles de recursos... Una parte tan sólo de lo que se refiere a lo 'técnico'. El problema reside en cómo hacer de ello un uso inteligente y apropiado. A la preparación que requiere por parte del profesor acerca de su uso y sobre todo lo referente a la elaboración de materiales para 'sus' alumnos, se añade otro que no es menor y es el problema económico. Estas pizarras 'mágicas' tienen la ocurrencia de tener precios que deben ser objeto de reflexión y cálculo. Dotar a un número suficiente de aulas de estos artefactos, un 'poquito' más caros -700 Euros- que nuestros encerados tradicionales, no entra dentro de los presupuestos, más bien exiguos, de los centros.

Utopía y realidad no sé si son dos líneas paralelas , o un poquito, aunque sea poco sólo, convergentes en nuestro Sistema Educativo que tiene abiertos otros flancos no menos importantes.
--------------

Comentarios

Entradas populares