Nocturno

Y si al despedirte del día que termina ,
haces un breve repaso de tus horas,
no olvides a quien, respetuosamente,
indicaste cómo se puede hablar
con un perro para que escuche.
Como los hombres ,también entienden mejor
las cosas que se les dice suavemente.

Tampoco olvides que con un mínimo esfuerzo
podrías haber ayudado a quien, desazonada,
buscaba nerviosa a su amigo.
‘No importa’ te dijo, siempre vuelve.
También a ti te hubiera gustado
que alguien hiciera siquiera el ademán,
de compartir tu preocupación.

Recuerda que es grato saber que
el ofuscado, abre sus puertas, y parece que entiende,
aunque sepas que mañana volverá
a no entenderte y te desesperarás de nuevo.
Mañana no, ahora mismo, volverá
a no querer entenderte.

Y si por querer hacerte el gracioso
haces daño inútilmente, tontamente,
piensa cuánta energía se necesita
por olvidarse de las propias tristezas
sólo para atenderte. Sin que tú, zoquete,
ni siquiera te enteres.

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