Ya están aquí de nuevo, van llegando los feriantes.

Ya está aquí, ya se acerca el tinglado de la farsa, vendiéndonos de nuevo las mismas baratijas. Ya ocupan sus sonrisas de papel nuestras calles , ya vigilan de nuevo nuestras plazas, no se sabe si como cigüeñas precoces o como buitres urgidos por el hambre.

Les han vestido con sus mejores galas, están iluminados, maquillados - excesivamente ‘maquillada’, doña Lola - han fijado el más aceptable de sus gestos, tristes sonrisas que no se creen lo que pregonan . Los ‘descamisaos’ de antaño ya han ganado para corbata con el pasar de los años. Se han invertido los papeles: los que otrora vendían juventud hoy trafican madurez , lo que dan de sí los años. Los que antes iban enchaquetados , encorbatados y de ‘formales’ venden juventud hogaño, van descamisados, deschaquetados.

Vendedores de humo, de bellas palabras a las que han vaciado de contenido: “Progreso”, “Nuevos tiempos”, “Futuro”... ¡qué largo nos los fiáis! ¡cuánto viento! Paradojas de los tiempos cuando los que fueron conservadores nos venden ‘Progreso para todos’, los añorantes del pasado nos vende ‘Futuro en marcha’ y los recuperadores de la memoria histórica, nos invitan a vivir ‘Nuevos tiempos’.

Con este despilfarro en cartelería y propaganda , a costa del dinero del común de los paganos, pretenden salir al mercado de la farsa vendiendo abalorios, muñecos de peluche, buñuelos de viento, regalos de feria:

"¡Pasen , pasen , señores , vean al hombre bomba, a la mujer barbuda, móntense en el tren del infierno, compren los boletos de nuestra tómbola, súbanse a los caballitos, vean a los malabaristas venidos del lejano Malabar, a los equilibristas más osados, a la trapecista más elegante. Súbanse a la noria , sientan el vértigo de nuestra montaña rusa... Pasen , señores, pasen , es la FERIA. Aprovechen, estaremos sólo unos días pero nos quedaremos con ustedes para siempre."

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.. "Y hay el viejo negro, cenceño y enjuto,
que vende globitos:
y el que a dos reales retrato al minuto,
y el que ofrece flores y el que vende pitos,
y el gitano viejo que olímpicamente,
tratando sus burros, charla, llora y miente
con el gesto grave de un emperador:
ricitos de negra, mirada gatuna,
la cara verdosa como la aceituna
y los dientes blancos como el alcanfor.

...

Y así va la feria:
como en una noria,
una, cien, mil veces
pasa el cangilón.
Y así se va el día. La noche ha cerrado.
Llega el farolero, gruñón y cansado,
que viene apagando la iluminación.

Y queda un borracho, que, de lado a lado,
va gritando: " ¡Viva la revolución!"

J.Mª Pemán: "Feria de Abril"