Canciones para una tarde de domingo

PALABRAS PAUTADAS

Las tardes de los domingos ¡ay las tardes de los domingos!, ¡cuántas nostalgias entrañan! Es la nostalgia de que el telón del fin de semana va cayendo lentamente, irremediable, sobre la libertad provisional de la semana. La película se ha acabado y los espectadores aún deslumbrados por la luz de la pantalla van poniéndose los abrigos para sentir la bofetada de frío de la tarde. Los actores han terminado su actuación en el escenario y, si acaso, se hacen un hueco entre las cortinas del telón para indicar que siguen ahí los personajes de esta farsa y volverán cualquier otro fin de semana.

Los domingos por la tarde indican que ha empezado la última ‘pieza’ en el pick-up del ‘guateque’ , apenas queda tiempo para el último beso , para el último achuchón, para el último baile ‘apretado’. El pincha discos grita: “¡Hala, chicos, para casa, que os espera otra semana! Nos volveremos a ver”. Las chicas deberán estar a las diez y media en casa, aunque la llamada al timbre permitirá estirar aún unos minutos la despedida interminable. Quizá todavía quede grabado en algún rincón del alma todos los ‘fin de fiesta’ de cualquier trocito de libertad de los fines de semana. Los ritos quizá hayan cambiado, y esos espacios de libertad se abran y se cierren de formas distintas, no sean ya tan rituales, pero todos los ‘permisos’de libertad vigilada saben a lo mismo, a brevedad, a sabor de trocitos de cielo apenas degustados. Quizá no fuera lo mismo si una espada flamígera no nos hubiera expulsado de no sé qué paraíso.

Quizá sea esa necesidad de recuperar trozos de felicidad pasada los que le han llevado a buscar entre sus discos aquel que compró una tarde de abril en el pequeño recinto que la Fundación Municipal “Salamanca , Ciudad Cultural” vendía en el hall del Teatro Coliseum de Salamanca. Se llamaba “Palabras pautadas” , en una edición muy cuidada, se recogían 15 canciones de otros tantos ‘cantautores’ salmantinos o íntimamente relacionados con la capital charra. Le sonaban los más antiguos y algo menos los más jóvenes. A las voces de los Nino Sánchez, Angel L. Delgado, Quini Sánchez, Angel Gutiérrez que habían sido los Paco Ibáñez, los Serrat, los Raimon o las Labordeta salmantinos, se sumaban voces más jóvenes como los de Sheila Blanco Andrea Legardon o Juan Mari Sánchez. Fueron estas voces las que le apetecía oír en esta tarde dominical en que el frío ha remitido y que el sol todavía remolonea antes de perderse y ponerse el embozo de la noche, como si quisiera escuchar el “Vendrán olas" de Juan Mari que será para él como una nana o el “Forteen hours” lángido de Ainara:

“ Fourteen hours on the road to feel all it turns strange.
The rain here spits harder than in any other place
and I’d almost forgotten this”




VENDRÁN OLAS

Vendrán olas para borrar nuestras huellas
o devolviendo la botella de un naufragio,
lentas olas acunando un mar en calma,
crueles olas azotando cualquier barco.

Vendrán olas que me doblen la estatura
o se humillen con su sal bajo tus plantas,
olas blancas que rompen contra las rocas,
olas negras que mataron esperanzas.

Y yo seguiré aquí
si es que no tienes otros planes,
y yo seguiré aquí
besando siempre tu piel marina,
cargado con lo que deje
en mis manos el oleaje,
curando lo que te duele
reclamando tus caricias.

Vendrán olas donde descansó la luna
o derribando las almenas de los niños,
olas frías como hojas de navaja,
tibias olas lamiendo nuestros tobillos.

Vendrán olas descifrando el nuevo siglo,
olas ciertas que antes fueron sólo nubes,
vendrán olas persiguiendo nuestros sueños,
nuevas olas apagando viejas lumbres.

Y yo seguiré aquí
si es que no tienes otros planes,
y yo seguiré aquí
besando siempre tu piel marina,
cargado con lo que deje
en mis manos el oleaje,
curando lo que te duele
reclamando tus caricias

Juan Mari Montes

Comentarios

Entradas populares