Douce se rebela

- Douce ,¡ mira lo que me han enviado...!

- Quieto, parao, que tú a mi ya no me lías. Antes de que empieces con alguna de tus ‘historias’, vas a escuchar algunas observaciones mías, porque creo que me has cogido el número cambiado. Y si quieres te lo digo cantando como Mari Trini “Yo no soy ésa que tu te imaginas/ una perrita tranquila y sencilla / que un día abandonas y siempre perdona / esa perrita asi, no, esa no soy yo.”

- ¿?

- Sí no pongas esa cara, porque me has tomado por el pito del sereno y a cualquier hora me coges para soltarme tu rollo. Recordarás que un día hablamos de mis derechos. Si quieres te los recuerdo o te indico dónde puedes repasártelos. Habrás notado algunas reacciones mías recientes que si no fueras tan cortito, y creído, podían haberte servido de aviso. Te doy alguna pista.

Anoche sin ir más lejos , serían eso de las ocho de la tarde, llegaste a casa y como un regalo para justificar tu ausencia me ofreciste un paseo, muy seguro de que lo dejaría todo para salir contigo. Empezaste a hacer sonar las llaves como cuando quieres indicar que vamos a salir, fuiste a buscar mi arnés gesto con el sabes que me tienes dando vueltas alrededor tuyo como una perrita faldera... Pero ¡oh sorpresa! Viste que no te hacía ni repajolero caso. Te mosqueaste un poco, porque ya no eras el ‘rey del tango’, quedó herida tu vana vanidad de ‘ con ésta hago lo que quiero’¡ Ja, ja! Yo ni caso, a lo mío, como si no fuera conmigo la cosa.

Tuviste que volver sobre tus pasos para ver qué hilos tan fuertes tiraban de mí para resistir el atractivo de tus engaños. Y los viste. Te sentiste humillado cuando los demás de la casa aplaudían mi gesto que te dejaba en ridículo. Y muy digno, pero con poquísima credibilidad exclamaste : “Ah, ¿si? ¿Esas tenemos? Ya veremos mañana quién te saca a pasear cuando a ti te apetezca” Y de nuevo las risas en la casa, aplaudiendo mi gesto de autoridad. Te sentiste humillado en tu orgullo de macho ante el no de una simple perrita que prefería el salchichón que se estaba comiendo Teresa a tu invitación al paseo. Estaba segura de mí misma. Es más , te lo digo a la cara, mañana saldré de paseo cuando a mí me apetezca.

Y ahora dime lo que querías contarme...

- No, nada, era una oferta que nos podría interesar a los dos, pero me parece que me lo voy a pensar.

- Bueno, como tú quieras. Si cambias de parecer y te apetece contármelo, te escucharé atentamente. (Salvo que A Teresa no le dé por darle al salchichón... ¡Está tan bueno!)

Comentarios

Escritor en el Tejado ha dicho que…
Eso es sabiduría.

¡Ay, si aprendiéramos los humanos a contentarnos con nuestros humildes salchichones y no seguir a cualquier demagogo que agita llaveros!
Anónimo ha dicho que…
Gracias,Escritor, ya va siendo hora de que este pardillo se entere. Lo malo es que hay un rebaño de ésos que siguen el 'talentear' del llavero.


"... Y vendran canes que os muestren los senderos de la verdad y a dónde conducen los tortuosos atajos del engaño" (Nostradamus II)

Entradas populares